No sé a vosotros, pero a mí me encanta ir al super. Soy consciente de que para comprar pescado, fruta, carne, pan, embutidos o quesos es mucho mejor acudir a la tienda especializada, a ese comercio de barrio. Pero no nos engañemos, muchas veces, por horarios, comodidad o porque pensamos que es más barato, acabamos comprándolo todo en el supermercado.
A mí me encanta mirar lo que mete la gente en el carro o la cesta de la compra y, a partir de ahí, imaginarme su vida. Me encanta pasear por esos pasillos abarrotados de cosas, ir en busca de la novedad o sorprenderme con el nuevo diseño de un producto de toda la vida. Y ya, lo que me parece increíble, es el pasillo de las galletas. ¡¿Pero cómo puede haber tantos tipos diferentes?!
Aunque si hablamos de galletas, hay una que ocupa un lugar en nuestro corazoncito; la galleta maría de toda la vida. Después de ella habrán llegado cientos de galletas, con sus rellenos, sus sabores exóticos y sus embalajes de colores llamativos, pero sólo la galleta maría entraba en el potito de frutas de los más pequeños de la casa. ¿Y quién no ha puesto una capa de mantequilla entre dos galletas maría para mojarlas después en el Colacao caliente? (Yo, que soy de Nesquik frío y me da mucho asco remojar comida en líquidos, pero esa es otra historia).
Pues bien, la humilde galleta maría es la protagonista de nuestro postre de hoy; unos vasitos de crema cuajada de galleta con un toque de dulce de leche. Un postre fresquito, que entra solo y que nos hará a todos viajar a la infancia. Sacad las galletas del armario, que empezamos.
Ingredientes:
- 120 g de galletas maría
- 100 g de azúcar
- 30 g de dulce de leche
- 500 g de nata líquida
- 500 g de leche
- 3/4 de un sobre de cuajada
- Galletas maría para decorar
- Dulce de leche para decorar
Elaboración:
- Para empezar tenemos que moler las galletas hasta que queden muy bien trituradas, como un polvo. Yo lo hago en la Thermomix, pero podéis usar la batidora, un molinillo de café bien limpio o, si no tenéis aparato para hacerlo, podéis meterlas en una bolsa de las de congelar y aplastarlas bien con un rodillo de cocina.
- Cuando lo tengamos listo colocamos el polvo de galleta, el azúcar, el dulce de leche, la nata, la leche y la cuajada en un cazo.
- Dejamos cocer a fuego medio hasta que empiece a hervir, sin dejar de remover. Bajamos entonces el fuego y mantenemos la cocción, sin dejar de remover, durante unos ocho minutos más.
- Ahora nos toca poner una capa fina de dulce de leche en los vasitos de presentación, vertemos la crema encima, decoramos con trozos de galleta y dejamos que cuaje en la nevera durante al menos dos horas.
- Pasado ese tiempo sólo nos queda sacar la crema de la nevera y servir.
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