Ya sé que estamos en pleno agosto y que lo suyo es que haga calor, pero yo ya estoy harta de estas temperaturas. Por mí podríamos prescindir de la primavera y el verano y vivir perpetuamente en otoño e invierno, pero hay que adaptarse a lo que hay. Buscar un poco de sombra y hacer la situación más llevadera con algo fresquito, como el helado que os propongo preparar hoy. (Ojo, que ya sabéis que yo soy de la opinión de que el helado es para todo el año. 😉).
Casi me da vergüenza llamar a esto receta y, además, no tengo muy claro que a esto se le pueda llamar helado, pero se le parece bastante. Con dos ingredientes, nata y leche condensada, podemos hacer un postre sin ningún esfuerzo y que siempre queda cremoso.
No sé a quién se le ocurriría inventar la leche condensada, y ya sé que la gente dice que es lo peor, llena de lactosa y azúcar, mortal de necesidad, pero yo creo que habría que ponerle un piso en la Gran Vía. Este producto no deja de ser la leche de vaca de toda la vida, a la que se le quita todo el agua y se le añade azúcar, de ahí su espesor y dulzor. Si no abrimos el envase en el que viene se puede conservar durante años en perfecto estado sin necesidad de frío, así que el ejército de la Unión empezó a incluirla en sus raciones de campaña, lo que la popularizó. Y es que claro, cuando los soldados volvían a casa querían más y la compartían con familiares y amigos.
El flan de leche condensada es todo un clásico, lo mismo que añadirla a las fresas, pero tiene muchas más posibilidades. Aquí ya os hemos propuesto hacer con ella unas galletas, un bizcocho o unas magdalenas, pero todavía le podemos sacar mucho más partido. Como con este helado que vamos a hacer hoy. Porque no os vais a poder resistir, ¿verdad?
Ingredientes:
- 300 g de leche condensada fría
- 500 ml de nata para montar muy fría
Elaboración:
- Lo primero que tenemos que hacer es montar la nata. Tiene que quedar firme, pero no os paséis batiendo, porque la línea que separa una mata montada firme de una dura es muy fina.
- En un bol ponemos la leche condensada y vamos incorporando poco a poco la nata, con suavidad y movimientos envolventes para que no se baje.
- Ponemos está mezcla en la heladera y la mantecamos como indica el fabricante o como solemos hacerlo habitualmente. (Si no tenéis heladera no pasa nada. Sólo tenéis que poner la mezcla en un recipiente hermético y meterla al congelador y, durante las 3 primeras horas de congelación sacarlo cada media hora y batirlo con unas varillas o tenedor).
- Dejamos toda la noche en el congelador bien tapado y listo, ya tenemos helado de leche condensada para disfrutar. (Mejor si lo sacamos unos 10 minutos antes de consumir).
Manjar de dioses y perfecto para un postre ... o para su consumo en cualquier momento.
ResponderEliminarGracias por simplificarnos la cocina.