Voy a adentrarme en el apasionante mundo de intentar replicar en casa esas galletas que compramos en el supermercado y que tanto nos gustan. Y hoy me propongo hacer una réplica de las galletas Digestive.
Cuando compramos estas galletas lo hacemos, básicamente, porque creemos que son sanas. Y lo son comparadas con otras galletas que las acompañan en las estanterías del supermercado, pero si nos ponemos a leer los ingredientes no lo son tanto como pensábamos, entre otras cosas porque para que tengan mejor aspecto y se conserven durante más tiempo les añaden varias "E"s. ¿Así que por qué no hacerlas en casa con ingredientes naturales y que podemos controlar?
Yo, además, las compro porque me gustan. Mucho. Y me parecen perfectas para hacer la base de varias tartas. Así que estoy encantada de poder hacerlas en casa, a pesar de que la textura no queda tan fina como la de las originales. Da igual, porque el sabor lo compensa. Y es que para mí se parece mucho al original, ese ligero toque salado que tanto me gusta incluido.
Ahí vamos, con la galleta que quería ser una Digestive...
Ingredientes:
- 50 g de harina de centeno integral
- 50 g de harina de trigo integral
- 100 g de copos de avena
- 100 g de mantequilla fría
- 55 g de azúcar moreno
- 2 cucharadas de leche
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- 3/4 de cucharadita de levadura química (tipo Royal)
- 1/2 cucharadita de sal
Elaboración:
- Para empezar colocamos en un bol la avena, las harinas integrales, el azúcar moreno, la sal, el bicarbonato, la levadura química y mezclamos.
- Agregamos la mantequilla fría (fría, no a temperatura ambiente) y mezclamos hasta que se integre todo bien.
- Incorporamos la leche y mezclamos todo bien. (Yo este paso lo hago a velocidad alta, para que se rompan un poco los copos de avena y quede una textura más similar a la de las galletas Digestive originales)
- Cuando tengamos todo integrado tapamos el bol con film y lo metemos a la nevera al menos durante una hora.
- Pasado ese tiempo sacamos la masa de la nevera, hacemos con ella bolitas de unos 30 g, las aplastamos entre las manos y las colocamos en una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
- Horneamos unos 15 minutos a 170ºC, en el horno previamente precalentado.
- Una vez listas las sacamos del horno y las dejamos en la bandeja hasta que estén templadas, para evitar que se nos rompan.
- Cuando estén tibias, las colocamos en una rejilla para que enfríen completamente antes de comerlas.
Conservación:
- En una caja de lata o recipiente cerrado de forma hermética aguantan perfectamente unos 9 días.
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