Tembleque

Uno de mis primeros recuerdos del mundo dulce está relacionado con Begotxu, una amiga de mi madre que nació y vivió en Puerto Rico bastantes años,y su tembleque. Solía hacernos este postre de color blanco inmaculado, sabor a coco y textura, como su propio nombre indica, temblorosa. Y me encantaba.

Últimamente, no sé por qué, la imagen del tembleque me venía a la mente un día sí, otro también. Un postre típico de la Navidad de Puerto Rico que en mi destierro voluntario en Gijón no tengo quien me prepare. Así que no me quedó más remedio que buscar la receta y hacermelo yo misma. Con mucho miedo, he de confesar. Sabía que, saliera lo que saliera, me iba a gustar, porque a mí todo lo que sabe a coco me encanta. Pero me asustaba no conseguir la textura correcta y, sobre todo, destrozar el recuerdo infantil del tembleque que tenía en la cabeza.

Y he de decir que superé la prueba con creces. (Bueno, eso digo yo, habría que preguntarle a Begotxu qué opina...) Blanco, suave, tembloroso y con más sabor a coco de lo que yo recordaba. A partir de ahora se convierte en un postre fijo de mi repertorio para fiestas y comidas especiales. Además de por su sabor, porque es realmente fácil de hacer.

Aviso desde ya que esta es no es una receta para aquellos que no soporten el coco, porque practicamente no tiene ningún ingrediente más. Y aviso desde ya que es un postre hipercalórico, no apto para aquellos que cuentan hasta la última caloría de todo lo se que llevan a la boca. Pero no me seáis tristes y daros un gusto de vez en cuando. Venga, apuntad la receta...

Ingredientes:

• 1 lata (400ml) de leche de coco
• 1 lata (424 gr) de crema de Coco
• 470 gr de agua
• 75 gr de fécula de maíz (Maizena)
• 225 gr de azúcar
• 1 rama de canela
• 3 clavos de olor
• 1 pizca de sal
• Canela molida para decorar

Elaboración:

• En una cacerola mezclamos bien la leche de coco, la crema de coco, el agua y las especias con la sal.
• Ponemos la cacerola a fuego medio y revolvemos sin parar hasta que empiece a hervir.
• Retiramos la canela y los clavos y añadimos la fécula de maíz, diluida en un poco de agua. 
• Cocinamos a fuego medio, revolviendo para que no se pegue, hasta que empiece a hervir y esté espeso.
• Lo echamos en un molde previamente remojado en agua fría, lo dejamos enfriar y lo metemos en la nevera por lo menos dos horas.
• Para servirlo lo desmoldamos en un plato o bandeja y lo espolvoreamos con canela. 

Conservación:

• Este es un postre que se come frío y que, en mi opinión, está más rico de un día para otro.
• Se conserva perfectamente unos cuatro días en el frigorífico.