Granizado de sandía


Creo que lo que más me gusta del mundo, después del queso, claro, son los helados y los batidos. Sí, los lácteos ocupan el primer lugar entre mis preferencias gastronómicas, pero resulta que no me vienen muy bien para la alergia, dificultan la expulsión de moco y fomentan la sinusitis. O eso al menos dice el alergólogo y otras fuentes autorizadas.

La verdad es que desde que he reducido el consumo de lácteos (y lo e reducido mucho, porque antes tomaba muchísima leche, queso y yogures a la semana) he notado mejoría, así que me toca tragar. Pero me sigue apeteciendo muchísimo el helado y el batido, sobre todo en verano, cuando hace más calor y te sientas un rato en una terraza al sol. Así que una buena alternativa son los granizados. No es exactamente lo mismo, le falta esa cremosidad del helado (y el toque lácteo, claro), pero hay que reconocer que están muy ricos.

Así que para quitarme el mono he decidido hacer un granizado de sandía. A pesar de que soy un desastre cortándola, no como otros, es una de mis frutas preferidas del verano. Sobretodo cuando está bien madura, dulce, pero cargada de agua, tan refrescante. Y con ese color rojo intenso, que se mantiene una vez hemos hecho el granizado. Sí, es cierto que tenemos que tomarnos la molestia de pelar la fruta y quitarle las pepitas, pero no es para tanto. Recuerdo que cuando yo era pequeña las sandías venían cargadas de pepitas negras y duras, y escupirlas sobre el plato, o cualquier otro sitio en el que cayera de la mesa, era casi lo mejor de comer la fruta. Pero ahora, de un tiempo a esta parte, las sandías vienen con unas pocas pepitas blancas y blandurrias, ¿o es que no os habéis dado cuenta?

¿Los tres puntos fuertes de esta receta? La puede hacer hasta un mono, si no contamos el tiempo de congelación es rapidísima y no hace falta tener heladera par hacerla, ya que no cristalizará. Así que con un tenedor para remover de vez en cuando, nos basta. Vamos a ello.

Ingredientes:
  • 1 kg de sandía (limpia y sin pepitas) 
  • 250 g de agua
  • 120 g de azúcar (o 40g de stevia)
  • 4 cucharadas de zumo de limón 
  • 1 pizca de sal

Elaboración:
  • Para empezar ponemos el azúcar y el agua, removemos lo justo para que se mezclen, lo ponemos al fuego y llevamos a ebullición.
  • Dejamos que hierva dos minutos, retiramos del fuego y dejamos que se enfríe completamente. (Si lo pasamos el almíbar ligero a otro recipiente, obviamente, enfriará antes). 
  • Cogemos nuestra sandía limpia, sin cáscara ni pepitas, le añadimos el zumo de limón y la pizca de sal y trituramos bien.
  • Mezclamos el puré de sandía con nuestro almíbar ligero y lo pasamos a un recipiente que pueda ir al congelador.
  • Tenemos que congelar la mezcla durante unas cuantas horas, removiendo con un tenedor cada hora, hasta que consigamos la textura adecuada.
  • Ya sólo nos queda servirlo y disfrutar. (Si no lo van a tomar niños podemos añadir un chorrito de kirsch, cointreau o vodka).


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¿Qué es Pelinti? Muchas veces, cuando nos sentamos a la mesa ante un plato de nuestra comida favorita, nos la llevamos a la boca aún demasiado caliente movidos por el ansia, a pesar de saber que nos vamos a quemar. Entonces no nos queda otra que emitir un extraño ruido, una especie de "aaaaaaaahhhh" con la boca cerrada, a la vez que intentamos introducir aire fresco en ella, expulsamos el aire caliente de dentro, y hacemos que la comida de pequeños botes en la lengua, porque quema. En Ghana describen todo esto con una sola palabra, "pelinti", que literalmente significa "mover la comida caliente por la boca". En este blog intentaré dar recetas y recomendar bares y restaurantes con los que tengamos que usar la palabra "pelinti".