Helado de dulce de leche


Me había prometido a mí misma que no iba a ver esta edición de MasterChef. En la última Vicky me desquició y prefiero no hablar de la versión infantil, en la que aparecen niños que están cansados de ir a comer a los restaurantes de Arzak o Subijana y saben lo que significa la palabra "soasar". Pero la curiosidad me pudo y descubrí a Alberto, un estudiante de medicina que quería ganar el concurso para declararse a una chica (?) y que se quedó totalmente anonadado al descubrir que en la cocina de MasterChef había ¡batidoras!. Con este percal, imposible no engancharse. Lastima que lo echaran, pronto, después de perpetrar su ya famoso, e incomprendido, plato "León come gamba". Aún así no pierdo la esperanza de que le repesquen la semana que viene, porque no nos engañemos, aportaba mucho a la parte de espectáculo del programa.

Pues bien, en el último programa les pidieron que hicieran un helado de merengue y fresas, yo creo que no porque tuvieran ganas de poner a prueba sus dotes como heladeros, sino porque Frigo les dio una pasta para que le diesen bola a su nuevo producto, por mucho que luego trajeran a Alejandra Rivas, la maestra heladera de Rocambolesc, los helados de los hermanos Roca. Y claro, con tanto helado en la tele a mí se me antojó hacer el mío.

Tenía una heladera y un bote de dulce de leche, llegado directamente de Córdoba (Argentina), gracias a Aimée, la hija de una prima de mi padre (sí, tenemos familia en Argentina, y es maravillosa) que vino unos días de visita, así que la decisión del sabor del helado a elaborar me pareció evidente. Si no tenéis heladera, no pasa nada, también se puede hacer tirando de congelador y cronómetro, así que adelante.

(Aimée también trajo alfajores, de esos que van recubiertos de chocolate o chocolate blanco, pero ya no me quedaban, porque me los comí todos casi en un suspiro).

Ingredientes:
  • 500 ml de nata para montar (35% MG)
  • 250 ml de leche 
  • 400 g de dulce de leche

Elaboración:
  • Para empezar nos aseguramos de tener hielo en la nevera, o agua muy, muy fría, con la que llenar un bol grande que nos servirá para enfriar rapidamente la crema de dulce de leche que convertiremos en helado.
  • Ponemos al fuego un cazo con la nata y la leche, y en cuanto rompa a hervir lo retiramos del fuego, le añadimos 300 gramos de dulce de leche (recordad reservar los otros 100 gramos), lo volvemos a colocar al fuego y revolvemos bien para conseguir una crema lisa y sin grumos.
  • En cuanto tengamos una mezcla lisa y suave ponemos el cazo dentro de nuestro bol con agua y hielo y removemos de vez en cuando para que se enfríe lo más rápido posible.
  • Cuando la crema esté fría la metemos en un tupper en el frigorífico hasta el día siguiente.
  • Sacamos el tupper de la nevera y mantecamos la crema según las instrucciones que venían con nuestra heladera (sí, ese librito que nadie lee...) Si no tenemos heladera no pasa nada, metemos el tupper de la crema directamente al congelador y 6 veces, cada media hora, lo sacamos y lo batimos con las varillas o un tenedor.
  • Cuando tengamos la consistencia de helado deseada extendemos una capa de helado en un tupper, y sobre ella echamos cucharadas del dulce de leche que habíamos reservado. Para facilitar la operación, podemos meter unos segundos el bote de dulce de leche en el microondas. Repetimos la operación y si nos sobra lago de dulce de leche lo ponemos sobre la última capas de helado.
  • Ya sólo nos queda meter el helado en un tupper y mantenerlo en el congelador al menos 24 horas antes de probarlo.

Conservación:
  • Tened en cuenta que no hemos añadido a nuestro helado ningún tipo de conservante, azúcar invertido o miel, así que no durará tanto como los industriales. Aún así podremos mantenerlo en el congelador varias semanas sin problema.

Antes de comer:
A pesar de su nombre el helado no se sirve congelado, con que esté frío basta. Es más, así disfrutaremos más de su sabor y su cremosidad.  No olvidéis sacarlo de la nevera unos 10 minutos antes de consumirlo.






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¿Qué es Pelinti? Muchas veces, cuando nos sentamos a la mesa ante un plato de nuestra comida favorita, nos la llevamos a la boca aún demasiado caliente movidos por el ansia, a pesar de saber que nos vamos a quemar. Entonces no nos queda otra que emitir un extraño ruido, una especie de "aaaaaaaahhhh" con la boca cerrada, a la vez que intentamos introducir aire fresco en ella, expulsamos el aire caliente de dentro, y hacemos que la comida de pequeños botes en la lengua, porque quema. En Ghana describen todo esto con una sola palabra, "pelinti", que literalmente significa "mover la comida caliente por la boca". En este blog intentaré dar recetas y recomendar bares y restaurantes con los que tengamos que usar la palabra "pelinti".