Probablemente, si no sois de Bilbao, no sabréis qué es un bollo de mantequilla. Lo más sencillo y descriptivo sería decir que es el desayuno y merienda de los niños bilbaínos. Bueno, mojado en un café con leche también es una de las meriendas favoritas de las ancianas del Botxo... Pero me temo que con esta explicación os quedaríais igual. Un bollo de mantequilla recuerda a un bollo suizo, con azúcar por arriba y cortado por la mitad para rellenarlo con una ligera crema de mantequilla. Un pequeño manjar bilbaíno. De Bilbao de toda la vida.
El caso es que el otro día, después de hacer un flan, mi hermano me preguntó si sabía hacer bollos de mantequilla. Le dije que nunca los había hecho, pero que teniendo en la cabeza que era algo parecido a un bollo suizo, suponía que sí. Entre en Internet y encontré esta página en la que dan una receta sin cantidades. Tomándola como referencia, hice yo mis bollos de mantequilla.
Ingredientes para el bollo:
Ingredientes para el bollo:
- 500 gr de harina de fuerza
- 90 gr de mantequilla
- 12 gr de sal
- 90 gr de azúcar
- Un cubo de levadura fresca de panadero (25 gr)
- 2 huevos pequeños
- 175 ml de leche
- Dos cucharadas de agua
Ingredientes para la mantequilla:
- 350 gr de azúcar
- 125 ml de agua
- 350 gr de mantequilla atemperada
- 1 yema de huevo
Elaboración:
- Disolvemos la levadura en la leche y reservamos.
- Batimos los huevos, la mantequilla atemperada, el azúcar, la sal y el agua durante unos minutos, hasta obtener una mezcla ligera y espumosa.
- Añadimos la harina y la leche (con la levadura) poco a poco, y amasamos hasta obtener una masa lisa, brillante y elástica. Hacemos una bola con ella y dejamos reposar, tapada con un trapo húmedo, durante 30 minutos.
- Una vez la masa haya reposado media hora, formamos bolas de unos 50 gr, les damos forma de bollo más bien ovalado con las manos y los dejamos sobre la bandeja de horno forrada con papel vegetal (¡me declaro fan absoluta del papel vegetal!), donde los dejaremos levar tapados con un trapo húmedo entre 2 y 3 horas. Aviso: dejad sitio entre un bollo y otro, porque al fermentar crecen.
- Pasado ese tiempo los pintamos con un poco de leche, les echamos azúcar por encima y los cocemos en el horno precalentado a 200ºC durante unos 12 minutos. Aviso: No os obsesionéis con los tiempos, porque todos los hornos se comportan de manera diferente. Puede que en el vuestro tarden un poco más o un poco menos, así que echadles un ojo y sacadlos cuando estén ligeramente dorados y al pincharlos la aguja (yo utilizo una aguja de tejer, pero un cuchillo también sirve) salga limpia.
- Dejamos los bollos enfriando sobre una rejilla y nos ponemos a preparar la crema de mantequilla. Mezclamos el agua con el azúcar y hacemos un jarabe. Lo dejamos enfriar, bastante. No seáis impacientes como yo, porque si no está lo suficientemente frío, luego nos costará más levantar la crema. Cuando ya esté frío añadimos la mantequilla atemperada y la yema de huevo, y lo batimos con las varillas hasta obtener una crema blanquecina y de buena textura.
- Una vez fríos abrimos los bollos por la mitad, los untamos con la crema de mantequilla y listo.
Algunos extras:
- Con las cantidades de esta receta os saldrán unos 16 bollos, que podéis conservar un par de días en un tupper o en una caja metálica.
- Si creéis que no sois capaces de comer 16 bollos en dos días no pasa nada, porque congelan perfectamente. Luego sólo los tenéis que sacar la noche anterior, dejarlos descongelar a temperatura ambiente, ¡y el desayuno estará listo!
0 comentarios:
Publicar un comentario