Anacardos. Seguro que para muchos de vosotros no son más que esos frutos secos sosos que a veces acompañan al pollo al curry o que encontramos en ese cuenco que nos ponen para acompañar las bebidas en algunos bares y que la gente, al cogerlos, pregunta, ¿esto qué es? Sí, el anacardo parece una cosita insignificante, pero si nos paramos a pensarlo un poquito nos daremos cuenta de que puede dar mucho juego.
Hoy, por ejemplo, van a ser la estrella invitada en la recetada de unas galletas. Si no fuera por ellos, no dejarían de ser unas galletas de mantequilla de toda la vida, pero gracias a los anacardos se van a someter a un cambio radical. Bueno, radical, radical... Dejan de ser las galletas de mantequilla de toda la vida, pero con un sabor muy sutil. Sutil, sí, pero que nos invita a comer una detrás de otra. Y no lo digo en broma. Voy tan en serio que las cantidades que os doy no dan para más de 20 galletas (aunque al principio veáis poca cantidad en el bol, salen unas 20 galletas, palabra). Y a la larga me lo enardeceréis, porque si salieran 40, 40 que os comíais de golpe. O eso por lo menos hace la gente normal, sobretodo si tenemos en cuenta que son facilísimas de hacer.
Así que ya sabéis, si queréis echar una tarde de sofá y mantita sacad un rato antes de comer para hacer estas galletas y tendréis una merienda estupenda. Un té calentito y el plan perfecto para hacer frente a eso que algunos llaman ola de frío y que para otros, como yo, es simplemente el invierno.
Ingredientes:
- 90 g de anacardos
- 125 g de harina
- Una pizca de sal
- 100 g de azúcar glas
- 115 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
Elaboración:
- Empezamos triturando los anacardos junto con la harina y la sal. Podéis hacerlo con la Thermomix, el accesorio de la batidora o el molinillo de café bien limpio, lo importante es que todo quede fino. Una vez lo tengamos, reservamos.
- Con las varillas batimos la mantequilla, el azúcar glas y el extracto de vainilla hasta que blanquee y aumente un poco su volumen.
- Añadimos la mezcla de anacardos y harina y batimos suavemente, sólo hasta que todo esté bien integrado.
- Metemos la masa en la nevera y la dejamos reposar una hora aproximadamente, para conseguir que sea manejable.
- Pasado este tiempo sacamos la masa de la nevera y hacemos bolitas como del tamaño de una pelota de golf. Las colocamos sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear(dejando espacio entre ellas, porque luego crecen) y las cocemos durante unos 10 minutos a 175°C (recordad que el horno tiene que estar previamente precalentado).
- No os preocupéis si al sacarlas del horno parece que no están cocidas del todo, cuando enfríen del todo endurecerán. Y ya está, sólo nos queda disfrutar.
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