Después de un parón provocado por un exceso de trabajo volvemos a la carga. Porque aunque no os lo creáis, para algunos la Navidad llega con más trabajo del habitual, pero que no falte. Y a estas alturas, con las Navidades acabadas muchos de vosotros suspiraréis aliviados, mientras otros se resisten (nos resistimos) a quitar el árbol. Lo que no falla, en ninguno de los casos, son las sobras; además de turrón y roscón seguro que tenéis por ahí alguna botella de cava dando vueltas.
Me acuerdo que cuando era pequeña me encantaba descorchar las botellas de cava en las celebraciones familiares. Luego, con el paso del tiempo, tuve que compartir ese honor con mi prima Nerea, pero tan contentas. Tampoco me podré olvidar nunca de la ilusión que me hacía ir metiendo cucharillas o tenedores de postre es las botellas abiertas, para que no se les fuera el gas y el cava se quedara sin burbujas. Ese tapón que parecía un romano ya no me hacía tanta gracia, pero supongo que cumplía mejor su función que los cubiertos.
Bueno, a lo que íbamos. Que si nos ha sobrado una botella de cava abierta podemos aprovecharla para hacer unas pechugas de pollo en salsa de cava. Porque las pechugas no siempre tenemos que comerlas a la plancha, por mucho que queramos depurar los excesos de estas fiestas. Y sí, ya sé que la nata no es precisamente lo más ligero, pero si os ponéis quisquillosos podéis cambiarla por leche evaporada para hacer esta receta un poco más ligera. Pero vamos, que después de los kilos de polvorones que hemos comido un poco de nata tampoco se va a notar mucho en nuestra barriga. Sea como fuere, conseguiremos una salsa suave, con un sabor muy especial y muy agradable. Me apuesto lo que sea que le gusta a todo el mundo, sin necesidad de ser un amante del cava.
Y si no tenéis una botella de cava abierta tampoco pasa nada, se descorcha una y adelante, que esta receta merece la pena. Vamos a ello.
Me acuerdo que cuando era pequeña me encantaba descorchar las botellas de cava en las celebraciones familiares. Luego, con el paso del tiempo, tuve que compartir ese honor con mi prima Nerea, pero tan contentas. Tampoco me podré olvidar nunca de la ilusión que me hacía ir metiendo cucharillas o tenedores de postre es las botellas abiertas, para que no se les fuera el gas y el cava se quedara sin burbujas. Ese tapón que parecía un romano ya no me hacía tanta gracia, pero supongo que cumplía mejor su función que los cubiertos.
Bueno, a lo que íbamos. Que si nos ha sobrado una botella de cava abierta podemos aprovecharla para hacer unas pechugas de pollo en salsa de cava. Porque las pechugas no siempre tenemos que comerlas a la plancha, por mucho que queramos depurar los excesos de estas fiestas. Y sí, ya sé que la nata no es precisamente lo más ligero, pero si os ponéis quisquillosos podéis cambiarla por leche evaporada para hacer esta receta un poco más ligera. Pero vamos, que después de los kilos de polvorones que hemos comido un poco de nata tampoco se va a notar mucho en nuestra barriga. Sea como fuere, conseguiremos una salsa suave, con un sabor muy especial y muy agradable. Me apuesto lo que sea que le gusta a todo el mundo, sin necesidad de ser un amante del cava.
Y si no tenéis una botella de cava abierta tampoco pasa nada, se descorcha una y adelante, que esta receta merece la pena. Vamos a ello.
Ingredientes (para 4 personas):
- 8 filetes de pechuga de pollo
- 250 g de champiñones
- 2 o 3 puerros
- 1/2 l de cava
- 250 ml de nata o leche evaporada
- Aceite de oliva
- Mantequilla
- Sal
- Pimienta negra
Elaboración:
0 comentarios:
Publicar un comentario