domingo, 28 de diciembre de 2014

Turrón de chocolate crujiente con conguitos


Sí, amigos, sé que es Navidad. Una fecha así no se me puede pasar. Creo que cada año, en cuanto inauguramos el verano, estoy deseando que llegue Navidad. Y digo "creo" porque a lo mejor es antes. A mí la Navidad, con sus luces, sus árboles, sus belenes, y toda esa gente refunfuñando, me encanta.

Sí, la gente refunfuñando, también. Me hacen mucha gracia. Quejándose amargamente y a todas horas porque durante un mes tienen que aguantar villancicos y decoración, después de que los demás les hayamos aguantado a ellos dos meses y medio, por lo menos hablando de lo maravilloso que es el verano. Y no nos engañemos, el verano no deja de ser lo mismo que el invierno, con más sudor, quemaduras solares y rozaduras en los pies. Esa gente que se queja amargamente y refunfuña porque ya está aquí la Navidad, "la fiesta más falsa del mundo", pero que luego no se privan de abrir los regalos y ponerse ciegos de langostinos, cordero, turrón y cava. En el fondo son adorables. Hay que quererlos.

Pues bien, para unas fiestas tan entrañables, en las que las familias se unen, aunque sólo sea para hablar de Podemos y acabar discutiendo, he decidido hacer en casa varios turrones. Pero como todo lo dejo para el último día sólo os pongo la receta de uno; el de chocolate crujiente con conguitos. Os pongo este porque, aunque no es el más tradicional, creo que le gustará a todo el mundo. Vamos, si le gusta a mi hermano Guillermo, con lo especialito que es para eso de los turrones y los frutos secos (no es alérgico a ninguno, que conste), le tiene que gustar a todo el mudo.

Además es un turrón muy fácil de hacer. Probablemente lo que más os cueste es encontrar el pailleté. Por pailleté entendemos trocitos de barquillo. Pero no de ese de cucurucho de helado. Del barquillo fino, crujiente, con mantequilla, de ese que es como una crêpe dura. Es relativamente fácil encontrarlo en páginas web que veden online ingredientes para repostería, pero como poco os tendréis que llevar dos kilos y medio. ¿Y qué hacemos en casa con dos kilos y medio de pailleté? Por eso, una buena opción puede ser comprar barquillos buenos y trocearlos nosotros en casa, que es lo que yo hice. Y otro secreto; si no encontráis gianduja podéis sustituirla por Nutella, que no deja de ser una crema de cacao con avellanas (no, la Nocilla no vale). Aunque ya aviso que no es lo mismo...

Ingredientes:
  • 550 g de gianduja
  • 180 g de chocolate de cobertura con leche
  • 50 g de chocolate de cobertura negro
  • 135 g de pailleté (o barquillos troceados)
  • Un buen puñado de conguitos de chocolate blanco (porque los tenía por casa...)

Elaboración:
  • Para empezar fundimos la gianduja y cada uno de los chocolates por separado. (Es importante hacerlo por separado, ya que cada uno de ellos tienen diferente punto de fusión. No queremos que un chocolate se queme mientras el otro no se acabe de fundir).
  • Mezclamos los dos chocolates y la gianduja, y cuando esté a 30ºC añadimos el pailleté y los conguitos y removemos bien. (Es importante no superar esa temperatura, para que el pailleté no quede blando y los conguitos no se derritan).
  • Llenamos un molde con la mezcla y dejamos que cristalice al menos 12 horas.

Consejos para desmoldar:
  • Para desmoldar ayuda bastante poner una una tira de papel vegetal que cubra el fondo y dos lados del molde.
  • Antes de tirar desesperadamente del papel vegetal podéis pasar el secador por las paredes del molde durante unos cinco segundos.

Conservación:
  • Este turrón aguanta perfectamente varias semanas, pero si os juntáis muchos en Nochevieja no creo que dure un asalto...

domingo, 14 de diciembre de 2014

Natillas de chocolate


No sé muy bien cómo enfocar esta entrada. Podría ser como cosas que compras en el super y que están más ricas si las haces tú en casa. O como un postre que te saca de un apuro cuando se presentan unos amigos de improviso a cenar o te dejan a cargo de tus sobrinos. O en esas recetas rápidas y fáciles, que hasta un mandril podría elaborar sin problemas. Porque sí, soy consciente que ni todo el mundo sabe cocinar, ni a todo el mundo le gusta.

Así que hoy vengo con una de las recetas más fáciles de la historia; unas natillas de chocolate. Y rapidísimas, en un cuarto de hora de elaboración y media de frío las tenéis listas. 

Eso sí, para aseguraos el éxito tenéis que cocerlas a fuego bajo y sin parar de remover en ningún momento, ya que si no corréis el riesgo de que se os peguen. Para evitarlo tampoco está de más que limpiéis el cazo después de haber hervido la leche en él, y antes de volver a echar en él la mezcla. Así eliminaréis la lactosa (que no es otra cosa que el azúcar de la leche) que ha quedado en el fondo, y que puede ayudar a que se nos quemen las natillas.

Si a pesar de todas las precauciones notáis que vuestras natillas se están pegado, no rasquéis el fondo del cazo, por favor. Si lo hacéis incorporaréis el azúcar y los huevos quemados al resto de la mezcla, y ya no habrá quien salve vuestro postre. Pero tranquilos, que siguiendo los sencillos pasos de esta receta eso no pasará.

Ingredientes:
  • 2 huevos
  • 2 yemas de huevo
  • 600 ml de leche entera
  • 120 g de azúcar
  • 1 cucharada sopera de Maizena
  • 2 cucharada soperas de cacao (cacao, no Nesquik ni Cola Cao. Si no tenéis cacao podéis sustituirlo por unos 60-70 g de chocolate rallado)

Elaboración:
  • Ponemos la leche a calentar en un cazo suficientemente grande. (Tened en cuenta que habrá que añadir el resto de los ingredientes.)
  • En un bol mezclamos el azúcar, la Maizena, el cacao, los huevos y las yemas y batimos hasta obtener una crema sin grumos.
  • Cuando la leche esté caliente la echamos sobre la mezcla del bol y batimos bien para que se integre todo.
  • Echamos la mezcla del bol de nuevo al cazo, y cocemos a fuego bajo sin parar de remover. Cuando esté a punto de hervir, lo retiramos del fuego. (Notaremos que nuestras natillas están listas cuando consigamos una textura ligeramente espesa y homogénea. Si no estáis seguros de si están listas dejad que aparezca la primera burbuja de hervor, que tampoco pasa nada, y retirad inmediatamente.)
  • Echad las natillas en moldes individuales o una fuente grande, lo que prefiráis, y dejad que temple. Después, metedlas en la nevera. (Acordaos de sacadlas unos diez minutos antes de comerlas, porque frías, frías no saben a nada.)

Conservación:
Las natillas se conservan perfectamente en la nevera durante dos o tres días.


domingo, 7 de diciembre de 2014

Bizcocho experimento de naranja y jengibre


 A veces, paseando por los pasillos de un supermercado, una se vuelve loca y echa de todo a la cesta o el carro. Eso es lo que me pasó el otro día en Lidl, a donde había ido en busca de una máquina para hacer gofres que no encontré.

La dichosa máquina no entraría en la cesta, pero lo que sí me llevé a casa, entre otras cosas, fueron unos botecitos de azúcar aromatizados. Y claro, cuando llegué a casa pensé, "¿y ahora qué hago yo con esto?" Y decidí que para empezar, para ver qué matices aportaba, cuál era la intensidad del sabor, lo mejor era empezar con un bizcocho sencillo, un clásico cuatro cuartos, y utilizar el azúcar aromatizado con naranja y jengibre.


El bizcocho cuatro cuartos se llama así porque lleva la misma cantidad de azúcar, mantequilla, huevos y harina. Así de sencillo. Yo me he permitido una pequeña licencia y he utilizado los 95 g del botecito de azúcar aromatizado y el resto lo he completado con azúcar moreno, a ver qué salía.

¿El resultado? Un bizcocho jugoso y rico, pero con un sabor menos intenso del que yo me esperaba. Aún así, creo que el experimento ha pasado la prueba. Haré más pruebas con el azúcar de manzana y canela o el de vainilla y ron y os seguiré informando. De momento, vamos con la receta del bizcocho experimento de naranja y jengibre...

Ingredientes:
  • 200 g de mantequilla
  • 105 g de azúcar moreno
  • 95 g de azúcar con sabor a naranja y jengibre
  • 200 g de huevo (sin cáscara, claro)
  • 200 g de harina
  • 8g de levadura
  • 1 pizca de sal

Elaboración:
  • Tamizamos en un bol la harina, la levadura y la sal y la reservamos.
  • Batimos el azúcar moreno, el azúcar con sabor a naranja y jengibre y la mantequilla durante unos 5 minutos, hasta obtener una crema.
  • Añadimos los huevos a la crema de mantequilla y batimos hasta que esté todo bien integrado. 
  • Añadimos la harina, la levadura y la sal que teníamos reservadas y tamizadas y batimos hasta obtener una crema homogénea. (No os preocupéis la veis muy espesa, tiene que ser así.)
  • Echamos la mezcla en un molde (rectangular, de unos 27 cm) previamente engrasado y enharinado. Lo repartimos bien y alisamos la superficie con una espátula.
  • Ya sólo nos queda hornearlo unos 35-40 minutos, en el horno precalentado a 180ºC. (Recordad que precalentado significa que tiene que estar encendido por lo menos 15 minutos antes de meter el bizcocho.)
  • Sacamos el bizcocho del horno y cuando esté templado desmoldamos y lo dejamos enfriar completamente sobre una rejilla. (Yo, cuando estaba frío, lo he decorado con azúcar glas, pero a vuestro gusto...)

Conservación:
  • Este bizcocho aguanta perfectamente tierno unos tres días


domingo, 23 de noviembre de 2014

Pan gallego o moña


El pan gallego tiene, a mi entender, merecida fama. Puede ser por la utilización de diversas harinas, pues además de la de trigo se usa habitualmente la de maíz, mijo o centeno. O puede ser por la forma de elaboración y de cocción. Son frecuentes las hogazas grandes, con una buena corteza y gran cantidad de miga.
Un pan de este tipo es el que os propongo hoy, el de moña, aunque en un formato más reducido, de aproximadamente medio kilo.

Este es un pan con un alto contenido en agua. Por eso quizá no sea el mejor para iniciarse en el mundo del pan casero, ya que lo tendremos que amasar durante bastante rato y con algo de esfuerzo, ya que al principio, hasta que se empiece a desarrollar el gluten, tendremos una masa muy pegajosa. Pero no desesperéis que todo se aprende y si lo hacéis con ganas seguro que obtenéis un resultado más que digno. Y si no sale tan perfecto como esperabais, podéis consolaros pensando que os habéis ahorrado una tarde en el gimnasio.

Pero no os quiero asustar, no vaya a ser que no os atreváis a probar esta receta. Y eso no me lo perdonaría nunca, porque os estaríais perdiendo uno de los mejores bocatas de chorizo de vuestra vida. Por no hablar de ese olor a pan recién horneado que durante unas horas quedará en vuestra casa.

Ingredientes:
  • 100 g de masa madre
  • 450 g de harina de fuerza o panadera
  • 50 g de harina de trigo integral o centeno
  • 10 g de levadura fresca de panadería
  • 375 ml de agua
  • 10 g de sal

Elaboración:
  • Ponemos todos los ingredientes, menos la levadura, en un bol y empezamos amasar. (No echéis todo el agua de golpe, porque dependiendo de la harina que utilicéis y la humedad de vuestra cocina quizá necesite un poco menos. O un poco más)
  • Cuando tengamos una masa más o menos consistente la ponemos sobre una superficie enharinada y seguimos amasando.
  • Cuando creamos que la masa está casi lista incorporamos la levadura desmenuzada, y continuamos trabajando la masa hasta que esté lisa y homogénea. 
  • Hacemos una bola lo más tensa que podamos, la introducimos en un bol ligeramente engrasado con aceite y la tapamos con film transparente. Dejamos fermentar hasta que la masa doble su volumen inicial.
  • Pasado este tiempo colocamos la masa sobre una superficie enharinada, desgasamos ligeramente (que le damos un pequeño sobe, vamos) y le damos forma de bola. 
  • Colocamos nuestra bola de masa sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal y la dejamos fermentar, tapada con un film transparente para que no le salga corteza, aproximadamente una hora.
  • Antes de meter el pan al horno lo espolvoreamos con harina y hacemos la clásica moña, pellizcando una pequeña porción de masa de la parte superior y girándola un poco.
  • Horneamos a 190ºC durante unos 40 minutos aproximadamente. (Ojo, para otros panes os recomiendo meter un recipiente con agua o unos hielos en el horno para generar vapor, pero este es un pan que se cuece sin vapor, así que no lo hagáis.)

Conservación:
  • Una vez horneado y frío se puede congelar cortado en rebanadas.






domingo, 16 de noviembre de 2014

Helado de Nutella


Hoy vengo con una receta increíblemente fácil que reúne dos placeres en uno: helado y Nutella. No quiero entrar en debates absurdos, pero hay dos cosas que podemos considerar como verdades absolutas.

La primera, que el helado no es sólo para el verano. ¿De dónde viene ese creencia tan estúpida?¿En invierno dejáis de beber cerveza porque hay que servirla fría? ¿De qué queréis que vivan los heladeros durante el resto del año? El helado, con permiso del queso, podría considerarse como la octava maravilla del mundo, y es ridículo que nos privemos de él 9 meses al año.

La segunda, que la Nutella sabe infinitamente mejor que la Nocilla. Es cierto que la Nutella blanca no existe, pero eso se puede solucionar comprando un tarro de crema sólo blanca de Nocilla, que ahora también se venden. Pero en lo que se refiere a la crema de cacao... ¡Nutella gana por goleada! Nocilla, gracias a los anuncios, hizo famosa aquella frase de "leche, cacao, avellanas y azúcar", pero la que realmente tiene gusto a avellana es la Nutella. Ese es un dato objetivo. Lo de que es mucho más fina (que de madre es eso de "fina"), menos dulce, más sabrosa y equilibrada ya es subjetivo. Pero no por eso deja de ser cierto.

Así que con un bote de Nutella y otros dos ingredientes vamos a hacer un helado casero con el que os aseguro que no sólo disfrutarán los más pequeños de la casa.

(Por cierto, para los melómanos recordar que la música del último anuncio de Nutella la pone uno de los grupos estrella de la mítica Motown, la famosísima discográfica de Detroit que creó un sonido propio. Sí, hablamos de The Jackson 5, el grupo con el que empezó Michael Jackson con sus hermanos, y el único single que se edito de su primer álbum, Diana Ross Presents The Jackson 5, "I Want You Back" que se convirtió inmediatamente en número uno de ventas.)

Ingredientes:
  • 300 g de Nutella
  • 250 g de nata para montar (35% MG)
  • 250 ml de leche 

Elaboración:
  • Para empezar nos aseguramos de tener hielo en la nevera, o agua muy, muy fría, con la que llenar un bol grande que nos servirá para enfriar rapidamente la crema de Nutella que convertiremos en helado.
  • Ponemos al fuego un cazo con la nata y la leche, y en cuanto rompa a hervir lo retiramos del fuego, le añadimos la Nutella y revolvemos bien para conseguir una crema lisa y sin grumos. (Si nos cuesta, podemos poner de nuevo el cazo al fuego, para lograr que la Nutella se derrita completamente.)
  • En cuanto tengamos una mezcla lisa y suave ponemos el caza dentro de nuestro bol con agua y hielo y removemos de vez en cuando para que se enfríe lo más rápido posible.
  • Cuando la crema esté fría la metemos en un tupper en el frigorífico hasta el día siguiente.
  • Sacamos el tupper de la nevera y mantecamos la crema según las instrucciones que venían con nuestra heladera (sí, ese librito que nadie lee...) Si no tenemos heladera no pasa nada, metemos el tupper de la crema directamente al congelador y 6 veces, cada media hora, lo sacamos y lo batimos con las varillas o un tenedor.
  • Ya sólo nos queda meter el helado en un tupper y mantenerlo en el congelador al menos 24 horas antes de probarlo.

Conservación:
  • Tened en cuenta que no hemos añadido a nuestro helado ningún tipo de conservante, azúcar invertido o miel, así que no durará tanto como los industriales, aunque podremos mantenerlo en el congelador varias semanas sin problema.

Antes de comer:
A pesar de su nombre el helado no se sirve congelado, con que esté frío basta. Es más, así disfrutaremos más de su sabor y su cremosidad. Así que no olvidéis sacarlo de la nevera unos 10 minutos antes de consumirlo.





domingo, 2 de noviembre de 2014

Pan de muerto



La semana pasada, a pesar de proponer unas galletas de Halloween, os comenté que no me gustaba demasiado esa fiesta y que, puestos a importar, preferiría traer la tradición del Día de Muertos de México. Así que no me he podido resistir a elaborar un típico pan de muerto del país azteca.

Hay dos versiones sobre el nacimiento del pan de muerto, pero las dos nos llevan al México prehispánico o el de primeros años de la conquista por parte de los españoles. La primera cuenta que era un ritual habitual en el México prehispánico que una princesa fuera ofrecida a los dioses, y su corazón, aún palpitante, se introdujera en una olla con amaranto para que después, el sacerdote que celebraba el rito quien encabezaba el rito, lo mordiera en agradecimiento a los dioses. A su llegada a México los españoles rechazaron ese tipo de sacrificios y elaboraron un pan de trigo en forma de corazón, bañado en azúcar pintado de rojo, simulando la sangre de la doncella.

Otros historiadores aseguran que el origen del pan de muerto se encuentra en un rito por el que los primeros primeros pobladores de México enterraba a sus muertos con sus pertenencias, entre ellas un pan compuesto por semillas de amaranto molidas y tostadas, mezclado con la sangre de los sacrificios que se ofrecían en honor a Izcoxauhqui, Cuetzaltzin o Huehuetéotl.

El caso es que este pan ha llegado hasta nuestros días  y se ha convertido en seña de identidad de una de las fiestas más importantes de México, el Día de los Muertos, que se celebra el 2 de noviembre. Es común que cada familia prepare este pan para hacer ofrendas a sus muertos y regalárselo a parientes y amigos, y suele degustarse en familia con un buen chocolate caliente.

A los españoles el sabor del pan de muerto nos puede recordar al del roscón de Reyes, con un toque más ligero de agua de azahar y mayor concentración de naranja. Y como el roscón de Reyes, es un dulce que lleva su tiempo elaborar. Ojo, que no es difícil, pero hay que organizarse porque necesitaremos un par de días par prepararlo. No digo que vayamos a estar 48 horas sin parar, pero hay que tener en cuenta los tiempos de fermentación. Dicen que lo bueno se hace esperar y nosotros obtendremos recompensa: un pan de muerto de miga esponjosa y suave que se mantendrá tierno durante varios días.

Ingredientes para el prefermento:
  • 250 g de harina de fuerza
  • 5 g de levadura de panadería
  • 35 g de azúcar
  • 80 g de agua
  • 2 huevos ligeramente batidos
  • 4 g de sal

Elaboración del prefermento:
  • Ponemos todos los ingredientes en un bol y amasamos hasta lograr una masa un poco pegajosa, elástica y brillante. 
  • No os preocupéis si os queda un poco floja, difícil de volear; ya ganará cuerpo. Metemos el prefermento en un bol engrasado con aceite y la tapamos con papel film. 
  • La dejamos fermentar durante unas dos o tres horas o toda la noche en la nevera.

Ingredientes para la masa final:
  • El prefermento
  • 250 g de harina de fuerza
  • 110 g de azúcar
  • 100 g de mantequilla a temperatura ambiente
  • 3 yemas de huevo batidas con 1 cucharada de agua
  • 2 cucharadas de zumo de naranja
  • La ralladura de una naranja
  • Unas gotas de agua de azahar  
  • Un huevo batido y azúcar pintar y decorar el pan

Elaboración del pan de muerto:
  • Colocamos en un bol el prefermento, el azúcar y la mantequilla y mezclamos bien. 
  • Incorporamos la harina y las yemas de huevo de una en una, según se van integrando en la masa. 
  • Añadimos el zumo de naranja, el agua de azahar y la ralladura de naranja y amasamos hasta conseguir una masa ligeramente pegajosa, pero suave y brillante. 
  • Colocamos la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y hacemos con ella una bola, dejándola lo más tensa posible. Metemos nuestra bola de masa en un bol ligeramente engrasado con aceite, tapamos con film transparente y dejamos fermentar aproximadamente 1 hora a temperatura ambiente. 
  • Pasado este tiempo metemos la masa en la nevera, donde la dejamos toda la noche. 
  • Al día siguiente, sacamos la masa de la nevera y la dejamos reposar hasta que alcance la temperatura ambiente o unos 22ºC. 
  • Cuando esté a temperatura óptima, colocamos la masa sobre una superficie enharinada, separamos un tercio de la masa y lo dividimos en cuatro partes de igual tamaño, con las que elaboraremos la decoración de nuestro pan. 
  • Boleamos los otros dos tercios de la masa, formando una bola lo más redonda y tensa posible y la colocamos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. 
  • Con tres de las porciones pequeñas que habíamos reservado hacemos tres tiras de "huesitos", y con la otra la bolita del centro, pero aún NO montamos la decoración de nuestro pan de muerto. (Si os fijáis en las fotos se entiende mejor). 
  • Dejamos reposar la masa, tapada con film para que no salga corteza, durante aproximadamente una hora o hasta que haya duplicado su tamaño. 
  • Cuando este lista pincelamos la masa con la mezcla de huevo batido y agua y colocamos las tiras de "huesitos" y la bolita en el centro de cada pan, apretando ligeramente para asegurarnos de que está bien colocada y no se cae durante el horneado. (Si echáis otro vistazo a las fotos se vuelve a entender mejor). 
  • Pincelamos de nuevo todo el pan con la mezcla de huevo batido y agua y  espolvoreamos azúcar.
  • Horneamos a 190ºC (no olvidéis precalentar el horno antes) durante 15 minutos y después otros 5 minutos más a 180ºC. Pasado este tiempo apagamos el horno y dejamos nuestro pan de muerto dentro unos 5 minutos más. 
  • Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente sobre una rejilla antes de comer.

Conservación:
  • Durante unos cinco días este pan de muerto se conservara casi ta tierno como el primer día. 
  • Se puede congelar (antes y después de cocer).