No sé muy bien cómo enfocar esta entrada. Podría ser como cosas que compras en el super y que están más ricas si las haces tú en casa. O como un postre que te saca de un apuro cuando se presentan unos amigos de improviso a cenar o te dejan a cargo de tus sobrinos. O en esas recetas rápidas y fáciles, que hasta un mandril podría elaborar sin problemas. Porque sí, soy consciente que ni todo el mundo sabe cocinar, ni a todo el mundo le gusta.
Así que hoy vengo con una de las recetas más fáciles de la historia; unas natillas de chocolate. Y rapidísimas, en un cuarto de hora de elaboración y media de frío las tenéis listas.
Eso sí, para aseguraos el éxito tenéis que cocerlas a fuego bajo y sin parar de remover en ningún momento, ya que si no corréis el riesgo de que se os peguen. Para evitarlo tampoco está de más que limpiéis el cazo después de haber hervido la leche en él, y antes de volver a echar en él la mezcla. Así eliminaréis la lactosa (que no es otra cosa que el azúcar de la leche) que ha quedado en el fondo, y que puede ayudar a que se nos quemen las natillas.
Si a pesar de todas las precauciones notáis que vuestras natillas se están pegado, no rasquéis el fondo del cazo, por favor. Si lo hacéis incorporaréis el azúcar y los huevos quemados al resto de la mezcla, y ya no habrá quien salve vuestro postre. Pero tranquilos, que siguiendo los sencillos pasos de esta receta eso no pasará.
Ingredientes:
- 2 huevos
- 2 yemas de huevo
- 600 ml de leche entera
- 120 g de azúcar
- 1 cucharada sopera de Maizena
- 2 cucharada soperas de cacao (cacao, no Nesquik ni Cola Cao. Si no tenéis cacao podéis sustituirlo por unos 60-70 g de chocolate rallado)
Elaboración:
- Ponemos la leche a calentar en un cazo suficientemente grande. (Tened en cuenta que habrá que añadir el resto de los ingredientes.)
- En un bol mezclamos el azúcar, la Maizena, el cacao, los huevos y las yemas y batimos hasta obtener una crema sin grumos.
- Cuando la leche esté caliente la echamos sobre la mezcla del bol y batimos bien para que se integre todo.
- Echamos la mezcla del bol de nuevo al cazo, y cocemos a fuego bajo sin parar de remover. Cuando esté a punto de hervir, lo retiramos del fuego. (Notaremos que nuestras natillas están listas cuando consigamos una textura ligeramente espesa y homogénea. Si no estáis seguros de si están listas dejad que aparezca la primera burbuja de hervor, que tampoco pasa nada, y retirad inmediatamente.)
- Echad las natillas en moldes individuales o una fuente grande, lo que prefiráis, y dejad que temple. Después, metedlas en la nevera. (Acordaos de sacadlas unos diez minutos antes de comerlas, porque frías, frías no saben a nada.)
Conservación:
Las natillas se conservan perfectamente en la nevera durante dos o tres días.
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