domingo, 27 de septiembre de 2015

Helado de limón


Ya es definitivo, la operación vivir del aire ha sido abandonada. Y la de no consumir lácteos, ni os cuento. Porque la receta de hoy viene cargada de calorías, azúcar y lo que es aún peor; leche condensada. Que debe ser algo así como la muerte. Pero lo he pensado mucho y he llegado a la conclusión de que, en este momento de mi vida, soy más feliz comiendo helado que sin barriga y mocos (sí, parece ser que los lácteos hacen que se acumulen los mocos y sea difícil expulsarlos).
 
Así que hoy vamos a hacer helado. Un postre que la humanidad come desde el año 4.000 a.C, no puede ser malo, ¿no? Sí, ya sé que su forma de elaboración e ingredientes han ido variado a lo largo de los siglos, pero en esencia sigue siendo lo mismo: ¡helado!

Y otra cosa, eso de que el helado es para el verano es una tontería. Se puede comer helado todo el año, de hecho, yo como helado todo el año. Recuerdo que en la última "ola de frío" (sí, de esas que sufrimos un par de veces todos los inviernos) yo iba comiendo una tarrina de dos bolas por el centro de la ciudad y la gente me miraba espantada. Pero luego se metían en un bar y tomaban refrescos o copas con el vaso hasta arriba de hielo. En fin. Además, según un concienzudo estudio que he llevado a cabo en Wikipedia (científico al cien por cien, no me digáis que no) países como Suecia, Finlandia y Dinamarca, en los que se supone que mueren de frío, se encuentran entre los mayores consumidores de helado del mundo.

Así que al lío, a preparar un clásico helado de limón, ni muy dulce, ni demasiado ácido.

Ingredientes:
  • 250 ml de zumo de limón frío
  • Ralladura de un limón
  • 250 ml de leche entera fría
  • 1 lata pequeña de leche condensada fría
  • 60 g de clara de huevo pasteurizada (como el helado no lleva ningún conservante químico, y la clara no se cocina, así nos ahorramos problemas)
  • 100 g de azúcar

Elaboración:
  • Empezamos a montar las claras, y cuando empiecen a coger cuerpo añadimos el azúcar y seguimos montando hasta que tengamos un merengue firme. Reservamos.
  • En un bol mezclamos la leche, la leche condensada, el zumo de limón y la ralladura y batimos bien con las varillas. Si creéis que se ha cortado, que no cunda el pánico; sólo tendréis que seguir batiendo un poco más, hasta que quede liso y un poco espeso.
  • Incorporamos las claras montadas a la mezcla anterior, con movimientos envolventes y poco a poco para que no se baje la mezcla.
  • Llegó el momento de echar la mezcla a nuestra heladera y mantecar según las instrucciones del fabricante. (Si no tenéis heladera no os preocupéis, sólo tenéis que meter la mezcla en un recipiente hermético y llevarlo al congelador. Cada media hora lo sacamos y lo batimos con un tenedor o unas varillas. Hay que hacer esta operación 4 o 6 veces).
  • Cuando lo tengamos listo metemos el helado en un bote hermético, y antes de cerrarlo lo tapamos el helado con papel vegetal. Lo mantenemos en el congelador durante 24 horas.
  • Ya sólo nos queda sacarlo del congelador unos 5 minutos antes de consumirlo y a disfrutar.



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