domingo, 24 de junio de 2018

Polos de chocolate caliente (sin heladera)

Pues ya es verano oficialmente en el hemisferio norte. La gente está desesperada porque llegue el calor y eso que este fin  de semana ha aumentado bastante la temperatura. Dijeron el otro día en televisión, en el espacio del tiempo (que cada vez dura más minutos, por cierto) que no podíamos hablar de ola de calor porque no se superaban los tres días de alta temperatura. Jajajaja.

Estoy deseando que llegue la primera del año y que la gente empiece a quejarse del calor que hace, como lo hacían hace cuatro días de que estábamos teniendo una primavera muy fría y húmeda. El caso es quejarse. Aunque no deja de hacerme gracia que la gente piense que, por el simple hecho de ser verano, su vida va a cambiar de a mejor de un día para otro. Para mí, la vida va a seguir siendo igual de buena o mala en verano, sólo que con vestidos sudados, quemaduras solares y rozaduras de sandalias en los pies. Vamos, que igual es un poquito peor. Jajajaja.

Pero no seamos cenizos, porque el verano también tiene sus cosas buenas. Por ejemplo, que se abre la veda para comer helado, que parece que el resto del año está prohibido. Abren las heladerías, algunas pastelerías incorporan estas elaboraciones a sus vitrinas, se abren los quioscos de playas y piscinas Y las calles se llenan de gente semidesnuda que lame un cono de helado.

Como ya sabréis si leéis este blog, yo soy de la opinión de que el helado se come todo el año, incluso en invierno, que junto con el otoño es mi estación favorita, por si no se había notado. Así que hoy os propongo un helado con el sabor del invierno; unos polos de chocolate caliente, como ese en el que se mojan los churros. Y lo mejor, que no necesitáis ni heladera ni azúcares extraños para que queden perfectos y  cremosos. Abrid la despensa, porque seguro que tenéis todos los ingredientes en casa y manos a la obra.

Ingredientes:
  • 500 g de leche entera
  • 200 g de nata 
  • 100 g de azúcar invertido (si no tenéis, azúcar normal)
  • 200 g de chocolate negro 52-61% cacao
  • 20 g de maizena

Elaboración:

  • Lo primero que vamos a hacer es poner toda la leche, menos un vasito, en un cazo, añadir la nata y el azúcar invertido y ponerlo al fuego hasta que rompa a hervir.
  • Lo volcamos entonces sobre un bol en el que habremos puesto el chocolate y mezclamos bien hasta que se derrita completamente.
  • En el vaso de leche que habíamos reservado disolvemos bien la maizena y la incorporamos a la mezcla del chocolate.
  • Ponemos la mezcla en un cazo y lo cocemos a fuego medio, sin dejar d remover, hasta que espese.
  • Retiramos el cazo del fuego y trituramos bien la mezcla con una batidora.
  • La colamos por si nos hubiera quedado algún grumito y llenamos con ella nuestros moldes de polos.
  • Ponemos los palitos, tapamos y dejamos que enfríen antes de meterlos en el congelador al menos durante 8 horas.
  • Pasado ese tiempo sólo nos queda desmoldar y disfrutar. 

domingo, 17 de junio de 2018

Flan de lavanda

El flan es un postre que está en las mesas de los domingos, como guinda a esas comidas familiares, desde hace mucho tiempo. Pero no siempre ha sido tal y como lo conocemos ahora. Cuando los romanos empezaron a domesticar gallinas y pollos e incorporaron los huevos a sus recetas nació la "tyropatina", el dulce que dio origen al flan.

Un poco más adelante surgió una variante, en la que ya estaban presentes los ingredientes principales del flan actual: el huevo, la leche, y también miel. Ya en la Edad Media este postre se hizo muy popular en época de cuaresma y fue entonces cuando comenzó a elaborarse con azúcar y caramelo, cocinado al baño María, tal y como lo conocemos ahora.

Pero no fue hasta el siglo VII cuando surgió el nombre de flan, que en francés significa torta plana, y empezó a popularizarse en muchos países. Los conquistadores españoles llevaron este dulce al continente americano, convirtiéndolo en de los postres más populares del mundo y con el tiempo también han surgido diferentes versiones de flan, añadiendo a la base de huevos, leche y azúcar diferentes ingredientes. 

Con la llegada (casi) del verano me he acordado de un muro en el que crece la lavanda cerca de la casa en la que veraneado en Sanxenxo. Siempre me ha llamado la atención, porque tan cerca de la carretera crecen esas flores moradas que lo impregnan todo con su olor. Por eso hoy os proponemos hacerlo de lavanda. (Bueno, por eso y porque aún tengo flores en el armario de la cocina 😂😂😂). Sé que a la mayoría de vosotros os puede dar un poco de miedo utilizar una planta que recuerda a los mata polillas que metemos en el armario, pero no tengáis miedo. El truco está en medir muy bien las cantidades, y os aseguro que conseguiréis un flan muy delicado, con un sabor diferente pero muy sutil. ¿No me creéis? Pues buscad los ingredientes, que nos ponemos manos a la obra.

Ingredientes:
  • 6 huevos
  • 125 g de azúcar
  • 200 ml de nata
  • 500 ml de leche entera
  • 1 cucharada de flores de lavanda
  • 6 cucharaditas de azúcar para hacer caramelo

Elaboración:
  • Empezamos poniendo las 6 cucharaditas de azúcar en un cazo, lo ponemos a fuego medio y sin revolver dejamos que se vaya haciendo un caramelo rubio.
  • Cuando tengamos el caramelo listo lo echamos en las flaneras, cubrimos bien las paredes y reservamos.
  • En un bol grande batimos los huevos unos minutos, añadimos el azúcar y seguimos batiendo hasta que quede bien incorporado y tengamos una mezcla esponjosa. Reservamos.
  • En un cazo hervimos la nata liquida y la leche e infusionamos la lavanda unos 5 minutos (no mucho más tiempo, ya que el sabor resultaría muy fuerte).
  • Colamos poco a poco la leche sobre los huevos con azúcar, removiendo bien con un batidor.
  • Echamos esta mezcla sobre los moldes caramelizados y los cocemos al baño maría en el horno precalentado a 180 C° durante unos 45 minuto.
  • Pasado ese tiempo sacamos los flanes del horno y los dejamos enfriar antes de meterlos en la nevera unas 4 horas para que acaben de cuajar.
  • Sólo nos queda desmoldar nuestros flanes, espolvorearlos con unas flores de lavanda y disfrutar.

domingo, 10 de junio de 2018

Pollo con limones en conserva y aceitunas

Lo prometido es deuda así que una vez tenemos listos para consumir nuestros limones en conserva preparamos una receta que los incluya: un plato inspirado en un tajín que comí durante unas vocaciones en Marrakech. Un tajín es un recipiente de barro cocido con tapa cónica, en el que se preparan numerosos guisos de carnes, aves, o verduras especiadas, hierbas aromáticas y en ocasiones frutas o frutos secos.

Lo más probable es que no tengáis un tajín en casa, yo tampoco lo tengo, pero no os pongáis nerviosos porque una cazuela convencional, siempre que tenga tapa, puede hacer perfectamente la misma función. Lo importante es preparar esta receta a fuego bajo, ya que la cocción va a ser prolongada y lo que buscamos es que se desarrollen bien todos los sabores, no que se nos queme la preparación.

Este guiso es un guiso bastante especiado, así que supongo que a priori no es para todos los gustos. Aún así os ruego que le déis una oportunidad, porque su sabor es sorprendente y seguro que acabáis cogiéndole el gusto. Porque el paladar también se educa amiguitos.  (Sí, hay cosas que por mucho que nos pongamos nunca nos van a gustar, pero hay que intentarlo). Además, a falta de tiempo y dinero, es una forma fantástica de viajar hasta Marruecos sin salir de nuestra cocina, así que poneos el delantal y manos a la obra.

Ingredientes:
  • 2 cebollas
  • 4 dientes de ajo
  • 1 cucharadita de cilantro en grano
  • 6 granos de pimienta negra
  • 1 cucharadita de jengibre en polvo
  • 4 muslos de pollo
  • 1 pellizco de azafrán
  • 200 g de aceitunas sin hueso
  • 4 limones en conserva
  • Agua
  • Sal
  • Aceite de oliva 

Elaboración:
  • Empezamos picando las cebollas en trozos pequeños, pero no demasiado. La ponemos en una cacerola con un buen chorra de aceite y la pochamos a fuego medio.
  • Cuando la cebolla esté ya translúcida añadimos los ajos cortados en láminas finas y revolvemos bien.
  • Ponemos el cilantro, la pimienta y el jengibre en un mortero con un poco de sal y lo añadimos a la cacerola. Removemos bien.
  • Incorporamos el pollo y lo sellamos bien por ambos lados.
  • Mientras, ponemos el azafrán en medio vaso de agua caliente, y cuando tengamos el pollo bien sellado añadimos el contenido del vaso a la cacerola.
  • Añadimos el agua suficiente para cubrir los muslos de pollo, salamos, tapamos la cacerola y lo dejamos cocer a fuego suave durante 2 horas.
  • Pasado el tiempo de cocción añadimos las aceitunas, los limones cortados en gajos y una cucharadita del jugo de los limones y dejamos cocer otros 15 minutos.
  • Ya tenemos nuestro pollo con limones y aceitunas listo para servir.