domingo, 27 de agosto de 2017

Hojaldres de jamón york y queso. (Y puerro y bechamel, pero vamos)

Se acerca el final de agosto y llega la vuelta a la normalidad. Sé que aunque no queréis reconocerlo, los que sois padres, estáis deseando que llegue ese momento, que contáis los días para la vuelta al cole. Queréis a vuestros retoños con locura, pero estáis hasta las narices de aguantarlos todo el día y creéis que vuestras vacaciones llegarán de verdad el día que ellos se reincorporen a clase.

Pero no nos engañemos, esa ilusión sólo dura los tres primeros días, porque en septiembre no sólo los niños vuelven al cole, a nosotros nos toca volver al trabajo. A esas jornadas maratonianas en las que apenas tenemos tiempo para comer algo en la oficina, mientras miramos el reloj para que no se nos pase ir a recoger a los niños tras las actividades extraescolares. (¡Qué suerte no tener hijos!)

Cuando pensamos en que tenemos que comer fuera de casa, algo rápido y que no se tenga que calentar, todos pensamos en el típico bocata de jamón o, como  mucho, en una ensalada. pero claro, la ensalada ya nos obliga a llevar un botecito con el aliño, y eso igual es complicarse demasiado la vida, ¿no?. Pues hay más opciones que el bocadillo, queridos. Hoy, sin ir más lejos, os proponemos unos hojaldres de jamón y queso que os sacarán de más de un apuro, ya que, entre otras cosas, podéis congelarlos antes de pintarlos con huevo o, incluso, una vez horneados. (Perfectos también para la merienda de los críos, ojo).

Ingredientes:
  • 500 g de hojaldre (comprado o hecho en casa. Con la mitad de la fórmula, os vale, pero ya que os ponéis, hacedla entera, que el hojaldre congela bien)
  • 2 puerros (sólo la parte blanca)
  • 100 g de jamón cocido en taquitos
  • 100 g de queso cheddar naranja en tacos (o cualquier queso que os guste y funda bien)
  • 100 g de queso mimolette en tacos (o cualquier queso que os guste y funda bien)
  • 10 g de mantequilla (para sofreír los puerros)
  • 60 g de mantequilla (para la bechamel)
  • 60 g de harina
  • 750 ml de leche (puede ser algo más)
  • Sal
  • Pimienta
  • Nuez moscada rallada
  • Huevo para pintar

Elaboración:
  • Para empezar limpiamos los puerros, nos quedamos sólo con la parte blanca y los picamos finamente.
  • En una olla (grande, es en la que vamos a hacer la bechamel) derretimos 10 g de mantequilla y ponemos a pochar los puerros a fuego suave.
  • Cuando tengamos los puerros listos, añadimos 60 g de mantequilla y dejamos que se derrita.
  • A continuación, añadimos la harina y la rehogamos bien, hasta que adquiera un color dorado (es muy importante cocinarla bien en este punto, para evitar que luego la bechamel nos sepa a harina cruda).
  • Vamos añadiendo la leche poco a poco y removiendo bien, para evitar que se nos formen grumos. (Aunque parezca que hay algún grumito, recordad que la bechamel tiene trocitos de puerros). Echamos la sal, la pimienta y la nuez moscada, revolvemos bien y retiramos del fuego.
  • Toca incorporar el jamón york, el queso, mezclar bien y reservar.
  • Vamos ahora con el hojaldre. Para que sea más fácil manejarlo lo cortamos por la mitad y extendemos cada una de las dos partes hasta formar un cuadrado de 30x30 centímetros.
  • Cortamos cada lámina de hojaldre en 6 rectángulos, colocamos la mitad de ellos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal (o 5, y el otro lo cocemos luego) y ponemos sobre cada uno de ellos una porción del relleno de bechamel, jamón y queso (no os paséis con el relleno, que luego hay que cerrar los hojaldres).
  • Tapamos con los otros 6 rectángulos de hojaldre y los cerramos bien. (Podemos hacerlo presionando con un tenedor o doblando la punta de la masa hacia dentro con el pulgar, y repitiendo la misma operación con toda la masa hasta el final, doblando las puntas que nos quedan cada vez).
  • Pintamos los hojaldres con huevo batido y los pinchamos con un tenedor, para que el vapor tenga por donde escapar y no revienten.
  • Cocemos nuestros hojaldres en el horno precalentado a 200ºC, durante unos 15 minutos o hasta que estén dorados. Sacamos los hojaldres del horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla (aunque también los podéis comer calientes o templados).
  • Sólo nos queda servir y disfrutar.

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