domingo, 20 de agosto de 2017

Batido de vainilla y galletas oreo

De verdad, el transporte público es maravilloso. No sólo porque te lleve de un sitio a otro con comodidad y a un precio asequible. No sólo porque ayude a luchar contra la contaminación y el cambio climático. No sólo porque te dé la oportunidad de pasar un rato a solas contigo mismo, leyendo un libro, escuchando música o simplemente mirando por la ventana. El transporte público es maravilloso porque, si no quieres disfrutar de ese rato a solas, también puedes aprovechar para cotillear la vida de los demás. Porque sí, la gente habla sin pudor a voz en grito de sus cosas en el transporte público, y lo mismo te encuentras con unas historias terribles como adorables.

El otro día me subí al autobús y me senté delante de dos chicas, adolescentes. Y una de ellas vivía un drama: el chico con el que estaba se había liado con otra. Según lo que pude intuir por el comentario de la amiga, no había sido ni la primera vez. Ni la segunda. Ni la tercera. Pero la chica en cuestión aseguraba que se lo perdonaba todo, porque estaba segura de que él "la quería". La amiga, animándola, apoyándola, intentaba hacerle ver que si el muchacho en cuestión se iba con otra igual no la quería tanto. A ella no parecía convencerle este razonamiento y replicaba que es que ella "no le daba lo necesario", que "tenía que implicarse más en la relación". (¡Qué tontas somos las mujeres, por Dios!)

El caso es que, la tarde anterior, mientras estaba tirada en el sofá intentando decidir si cortarse las venas o dejárselas largas, le había entrado una ansiedad terrible. Una ansiedad que sólo podía superarse con un buen batido de galletas oreo. Así que tal como estaba, "y no sabes las pintas que llevaba", tuvo que salir al McDonald´s para hacerse con uno. Según sus propias palabras se lo bebió en dos segundos, y ya que estaba allí se tuvo que pedir un menú McExtreme con bacón, patatas y bebida grande, porque continuaba la angustia y la ansiedad. Y de postre, otro batido de galletas oreo. Del McDonald´s se fue más relajada, pero al tirarse de nuevo en el sofá de casa volvieron los lloros sin consuelo porque "me voy a poner como una vaca y entonces si que él  no me va a querer".  (¡Qué tontas somos las mujeres, por Dios!)

La amiga, resignada aunque pensando que el chaval era un insensible y, sobre todo, un jeta, y que a su amiga le faltaba una última cocción para estar completa, le daba ánimos a la muchacha. Yo, desde aquí, sólo puedo aconsejarle que se olvide de un gañán así y empiece a quererse un poco más. Para lo de su ansiedad y posterior remordimiento de conciencia por el posible aumento de peso (otra tontería de la que tendremos que hablar en algún momento; esa necesidad de las mujeres, porque los hombres no la sienten, de amoldarse a unos cánones de belleza imposibles), sí que tengo solución: prepararse el batido de oreos en casa. ¿Listos para la receta más fácil jamás publicada en este blog?

Ingredientes (para dos batidos hermosos):
  • 4 bolas de helado de vainilla
  • 2 vasos de leche
  • 10 galletas Oreo

Elaboración:
  • Ponemos el helado y la leche en la batidora y batimos a velocidad lenta durante un minuto más o menos.
  • A continuación partimos las galletas Oreo, las añadimos a la batidora y volvemos a batir a velocidad lenta durante unos segundos.
  • Sólo nos queda echar el batido en unos vasos y disfrutar.

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