La pasta es el plato más socorrido del mundo, lo primero que aprendemos a cocinar cuando nos vamos a estudiar fuera o por fin nos independizamos. Sólo hay que cocerla, abrir un bote de tomate, mezclarlo y listo. Según vamos ganando confianza añadimos trocitos de salchicha o chorizo a nuestros macarrones, e incluso algunos valientes se atreven a gratinarlos. Y ya, si estamos muy crecidos, nos arriesgamos con la falsa carbonara (y digo falsa porque la llenamos de nata).
Pues bien, si ya domináis la carbonara ha llegado el momento de pasar al pesto. Y si no la domináis, también, porque os aseguro que es casi tan fácil como abrir un bote de tomate y apenas os llevará un par de minutos más.
Por cierto, el pesto es la salsa más típica y exportada de Génova, una ciudad italiana que en España es famosa porque desde su puerto partió el pequeño Marco en busca de su buena mamá. Otro dato más, la palabra "pesto" viene del genovés "pestare", que significa machacar o moler en un mortero, que es la forma en que tradicionalmente se prepara esta salsa. Pero como veremos ahora mismo, si no tenéis mortero, o sois vagos como yo, hay alternativas...
Ingredientes:
- 20 hojas de albahaca
- 60 gr de queso parmesano o grana padano
- 50 gr de piñones
- Medio diente de ajo (o al gusto)
- 150 ml de aceite de oliva virgen extra
- Sal
Elaboración tradicional:
- Echamos en un mortero los piñones, las hojas de albahaca, el ajo y la sal y lo machacamos bien.
- Añadimos el aceite de oliva y removemos, para ligar la salsa.
- Rallamos el queso, lo incorporamos en el mortero y volvemos a machacar todo el conjunto, hasta obtener nuestra salsas pesto.
Elaboración para vagos como yo:
- Cogemos el accesorio picador de la batidora y echamos en él las hojas de albahaca, el queso cortado en trocitos, los piñones, el ajo, la sal y un chorrito de aceite de oliva. Trituramos un poco, hasta formar una pasta.
- Añadimos el resto del aceite de oliva y trituramos hasta conseguir una salsa. (Podéis añadir más o menos aceite, depende de lo espeso que os guste el pesto)
A tener en cuenta:
- La pasta nunca espera por la salsa, siempre hay que tenerla preparada antes de que la pasta acabe de cocer.
- Hay gente que dice que toda la pasta sabe igual, pero yo creo que no es verdad. A mí, por ejemplo, me gusta más la pasta larga que la corta. Pero lo cierto es que nunca he visto a nadie comer la salsa pesto con otra pasta que no sean espaguetis, o en su defecto tallarines.
- Para hacer pesto es mejor utilizar las hojas más pequeñas y tiernas de la albahaca.
- De la calidad del aceite y del queso que utilicemos dependerá el éxito de esta receta. No compréis el parmesano o el grana padano ya rallado; comprad un pedazo y ralladlo o picadlo en el el momento.
- Si no tenéis piñones podéis sustituirlos por nueces o almendras (aunque los puristas me matarán por decir esto...)
Conservación:
- Lo mejor es consumir esta salas en el momento, pero si nos sobra se puede guardar en la nevera de un día para otro.
- El pesto nunca se calienta, así que aseguraos de sacarlo de la nevera con el tiempo suficiente para que temple. Para hacerlo un poco más rápido también podemos echar una cucharada de agua caliente al pesto y removerlo bien, antes de mezclarlo con la pasta recién cocida.
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