En nuestro último post os explicábamos cómo hacer masa madre de trigo, así que hoy vamos a utilizarla para hacer pan blanco con masa madre. Hablamos de un pan que en principio nos puede parecer de sabores muy sencillos, pero gracias a la masa madre encontraréis en él unos matices de sabor que no tienen nada que ver con lo que nos ofrecen en la mayoría de panaderías. De verdad, merece la pena dedicar 6 días a elaborar masa madre, un ratito a amasar y 13 horas a dejar levar y hornear nuestro pan.
Sí, habéis leído bien, he escrito 13 horas. Tened en cuenta que este pan no lleva nada de levadura, sólo la que nos aporta la masa madre, así que el tiempo de levado tiene que ser prolongado. Para facilitarnos las cosas y que nadie se desespere, utilizaremos la noche y nuestras horas de sueño para dejar la masa de pan fermentando. Os lo pongo fácil, así que no os lo penséis, merece la pena preparar este pan blanco con masa madre. Empezamos
Ingredientes:
- 250 gr de harina panadera o de fuerza
- 150 gr de agua
- 75 gr de masa madre
- 4 gr de sal
Elaboración:
- En un recipiente mezclamos la masa madre con el agua y removemos con una cuchara, hasta que todo esté bien mezclado.
- Sobre la mezcla de masa madre y agua añadimos la harina y la sal y mezclamos bien, hasta que nos quede una masa homogénea, algo pegajosa pero muy elástica. Cubrimos el recipiente en el que hemos hecho la masa con film transparente y dejamos reposar durante un cuarto de hora.
- Tras esos 15 minutos ha llegado el momento de amasar. Que no cunda el pánico, porque os propongo una forma sencillísima y que no mancha nada. Nos enharinamos ligeramente las manos y, con la masa dentro del bol, estiramos una porción de masa hacia arriba y la doblamos hacia el cetro. Giramos un poquito el bol y repetimos el mismo movimiento unas 8 veces. Damos la vuelta a la masa dentro del recipiente, dejamos reposar unos 10 minutos. Luego, repetimos este mismo proceso 4 veces.
- Cuando ya tengamos la masa lista, la ponemos en un bol espolvoreado con harina y lo dejamos reposar, tapado, durante 1 hora.
- Pasado este tiempo enharinamos ligeramente la superficie de trabajo, colocamos nuestra masa y le damos un pequeño amasado antes de formar una bola con ella. Pasamos nuestra bola de masa a una cesta de levado o banetton, que habremos enharinado previamente. Echamos más harina por encima y cubrimos con film transparente o un paño limpio y dejamos levar toda la noche. (Si no tenéis banetton no pasa nada, podéis hacer uno casero con una fuente redonda de servir, una cazuela o el escurridor de la pasta. Sólo tenéis que cubrirlo con un paño de algodón o lino limpio y espolvoreado con harina, colocar la masa y dejar reposar ahí vuestro pan.)
- Al día siguiente precalentamos el horno a 250ºC (precalentar significa que, como poco, tenemos que encender el horno 15 minutos antes de introducir el pan) y, mientras, damos la vuelta al banetton sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. Damos unos cortes al pan e introducimos la bandeja con el pan, a media altura. No os olvidéis de meter un cuenco (que pueda ir al horno) lleno de agua; así generamos humedad y obtenemos una corteza bien crujiente.
- Tras 10 minutos bajamos la temperatura a 220ºC y horneamos nuestro pan durante otros 30 minutos. Pasado ese tiempo sacamos el pan del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
Degustación:
- Dicen que el pan caliente sienta mal. Yo no sé si eso es verdad o no, pero sí tengo claro que tras un reposo, y completamente frío, el pan sabe mucho mejor.
- Al ser un pan blanco básico nos sirve para acompañar casi cualquier cosa. Queda riquísimo tostado y con un poco de mermelada o aceite, tomate y jamón. También es perfecto para mojar unos huevos fritos.
- Este pan aguanta un poco más que el que compramos en la panadería, pero se puede congelar perfectamente en rebanadas.
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