domingo, 30 de marzo de 2014

Chupa Chups de bizcocho para Marina


El otro día mi amigo Fran y yo quedamos con Eva, Artemio y Marina, su niña, que aún no ha cumplido dos años. Así que me puse como reto preparar un dulce que pudiera comer Marina, pero que también le gustara a los adultos y que luego Eva pudiera preparar con facilidad en casa. (Y ojo, que ella es habilidosa; podéis ver su maravillosa artesanía en cuero en su página web.) Así que decidí hacer unos Chupa Chups de bizcocho o, como dirían los modernos, cake pops.

Bizcocho por dentro, chocolate teñido de rosa por fuera y fideos de colores o lascas de chocolate blanco para decorar eran mis bazas para engatusar a Marina. Y fue un fracaso... A la niña lo único que le llamó la atención fue el colorido de los fideos y sólo quiso comerse la parte del chocolate. Pero como no hay mal que por bien no venga, los mayores dimos buena cuenta de ellos.

Lo mejor de esta receta es que te saca de cualquier apuro; para elaborar nuestros Chupa Chups sólo necesitamos una tableta de chocolate y cualquier trozo de bizcocho, magdalenas o sobaos que tengamos por casa. Todo lo demás, el colorante o los fideos para decorar, es opcional, así que si no lo tenemos en nuestra despensa lo único que ocurrirá es que no quedarán tan vistosos. ¡Nos ponemos manos a la obra!

Ingredientes para las bolitas de bizcoco:
  • Un trozo de bizcocho (yo utilicé más o menos un cuarto de bizcocho de yogur que tenía en casa, pero, como ya os he dicho, podéis usar sobaos o magdalenas) 
  • Leche condensada (O leche normal o queso de untar, tipo Philadelphia, si no tenéis leche condensada) 

Ingredientes para la cobertura y decoración:
  • Una tableta de chocolate blanco de cobertura (el Milkybar no queda muy bien, así que no lo uséis) 
  • Un chorrito de leche o nata 
  • Colorante rojo 
  • Fideos de chocolate de colores 
  • Lasquitas de chocolate blanco 
  • Palitos de Chupa Chups (Si no los tenéis, o no los encontráis, también sirven palitos para brochetas)

Elaboración de las bolitas de bizcocho:
  • Cortamos el bizcocho (o los sobaos, magdalenas o lo que sean) en pedacitos y lo metemos en el accesorio picador de la batidora. Añadimos un par de cucharadas de leche condensada y trituramos hasta obtener una masa de bizcocho lo suficientemente húmeda como para poder formar bolitas con ella. (La cantidad de leche condensada, leche o queso cremoso que tengáis que añadir va a depender mucho del bizcocho que tengáis, así que id haciéndolo poco a poco.) 
  • Hacemos bolitas con el bizcocho, las colocamos en una bandeja de horno sobre papel vegetal, y las metemos al menos media hora en el frigorífico, para que se endurezcan.

Elaboración de la cobertura y decoración:
  • Derretimos el chocolate al baño María. ¿Qué cómo es eso? Pues muy fácil; llenamos un cazo con agua y lo ponemos a calentar. Cuando rompa a hervir lo retiramos del fuego, introducimos en él un cazo otro más pequeño, con el chocolate troceado, y derretimos. (Ojo, que el cazo del chocolate no toque el fondo del otro cazo, porque correríamos el riesgo de que el chocolate se nos quemara) 
  • Añadimos un poco de nata o leche y removemos bien hasta que quede uniforme. (Sólo, un poco, para aligerarlo)
  • Añadimos unas gotitas de colorante rojo y removemos hasta conseguir el tono de rosa que deseemos. (Si no tenéis colorante no pasa nada, no es imprescindible usarlo)
  • A continuación cogemos un palo y untamos un extremo en el chocolate, lo clavamos una bola de bizcocho (más o menos hasta la mitad) y lo dejamos secar un poco.
  • Llegó el momento de introducir con cuidado cada bolita en el chocolate, hasta cubrirlas bien. Una vez cubiertas, y con el chocolate aún caliente, vamos decorando los Chupa Chups con los fideos de colores o la lascas de chocolate blanco. 
  • Cuando los tengamos listos, es importante dejarlos secar a temperatura ambiente. Yo lo hago clavándolos es una esfera de poliespan que corté por la mitad. Pero vosotros podéis utilizar espuma de floristería o una caja de cartón, de lo que se trata es de conseguir una superficie sobre la que clavar nuestros Chupa Chups de bizcocho.

Conservación:
  • Los Chupa Chups de bizcocho aguantan perfectamente unos cinco o seis días. Nunca he intentado congelarlos, pero voy a probar con uno y ya os contaré los resultados.

Algunos apuntes extra:
  • En tiendas especializadas podéis encontrar candy melts, unas pastillas de chocolate teñidas en diferentes colores, que se derriten fácilmente en el microondas o al baño María. La ventaja que tienen es que ya vienen teñidos y es muy fácil recalentarlo una vez fundido, algo que con el chocolate a veces es difícil, ya que cuando lo hacemos no siempre queda con un buen acabado. Yo sólo los he probado de la marca Wilton, pero el otro día vi que en Casa, la tienda de decoración y menaje, los tienen de otra marca. 
  • También existen unos moldes de silicona especiales para cake pops, con forma de esfera, para hornear vuestras bolitas como si de un bizcocho normal se tratara. Pero entonces tendréis que hacer la masa de vuestro bizcocho desde cero, no podréis aprovechar restos que tengáis por casa. 
  • Esta es una receta perfecta para elaborar con niños, ya que se lo pasan en grande decorándolos. Os pondrán la cocina perdida, pero merecerá la pena por ver lo bien que se lo pasan. Eso sí, que sean algo mayores que Marina...









domingo, 23 de marzo de 2014

Palmeritas de coco


Cuando era pequeña pensaba que lo que había en los escaparates de las pastelerías de Bilbao existía en todo el mundo. Ni siquiera mis veranos gallegos, en los que jamás vi en las pastelerías carolinas, bollos de mantequilla, pasteles de arroz o palmeras de coco levantaron en mí la más leve sospecha de que eso no era cierto. Quizá porque a mí lo que me llamaba la atención de la pastelería a Ponte de Sanxenxo eran las tartitas de almendra y los ratones de masa de pasta de té y chocolate, que en Bilbao no había...

La triste realidad se reveló ante mí cuando fui a estudiar la carrera a Madrid y en el primer ataque de nostalgia que me entró no pude encontrar palmeras de coco. En ninguna pastelería. En la mayoría ni siquiera sabían de qué les hablaba. Y en Gijón, donde vivo ahora, más de lo mismo.

Es curioso que este dulce me guste tanto, porque la verdad es que no soy muy amante del hojaldre. Ni de comerlo, ni de hacerlo. Creo que la vida es demasiado corta como para gastarla haciendo hojaldre, algo que me parece difícil, aburrido y que nunca proporciona los resultados deseados (al menos en mi caso, porque conozco un par de personas que hacen en casa y con sus propias manos un hojaldre realmente bueno). Así que yo lo compro siempre refrigerado, pero vosotros os podéis lanzar a preparar hojaldre en casa, que nadie os quite la ilusión...

Nos ponemos ya con esta receta, que a pesar de tener un ingrediente tan tropical como el coco, tiene todo el sabor de Bilbao. (Por cierto, detractores del coco, sigo sin entenderos. Aunque os respeto).

Ingredientes:
  • 1 paquete de hojaldre (el de Lidl refrigerado, no congelado, es el que mejor  resultado da de todos los que he probado)
  • Azúcar para trabajar la masa
  • 125 gr de mantequilla 
  • 75 gr de azúcar glass
  • 40 gr de coco rallado, más el necesario para montar las palmeritas

Elaboración: 
  • Salpicamos una superficie de trabajo limpia con azúcar y ponemos encima nuestro hojaldre. Echamos más azúcar encima de la masa y pasamos el rodillo con suavidad, para que el azúcar se integre bien. 
  • Ahora cogemos un extremo del hojaldre, de  los del lado más largo, y  lo llevamos hasta el centro de la masa. Hacemos lo mismo con el otro extremos, espolvorear  con azúcar y volvemos a pasar el rodillo por encima con suavidad. 
  • Repetimos la operación anterior otras dos veces y con un cuchillo bien afilado cortamos rodajitas de hojaldre de  un centímetro de grosor. (Ojo, haced el corte con seguridad, porque si "aserráis" el hojaldre no se desarrollarán bien las capas) 
  • Como veis en las fotos yo no no he echo, pero si antes de colocar las palmeritas en una placa de horno forrada con papel vegetal dobláis los extremos de arriba hacia fuera, quedan mucho más bonitas. 
  • Horneamos a 190º C (no os olvidéis de precalentar el horno al menos un cuarto de hora antes), hasta que las palmeras estén doraditas. Entonces las sacamos del horno y las dejamos enfriar sobre una rejilla. 
  • Mientras tanto, batimos la mantequilla con el azúcar glass y los 40 gramos de coco, hasta obtener una crema y reservamos. 
  • Cuando las palmeritas estén completamente frías las untamos con la mantequilla de coco y luego las pasamos por coco rallado (pasamos por coco la parte que hemos untado con la mantequilla, por la otra sería un poco pérdida de tiempo, ya que no se va a pegar...) Y ya están listas para comer.

Conservación:
  • Si no hace mucho calor, se conservarán perfectamente cinco o seis días, dentro de una caja de lata.
  • Ni se os ocurra congelar estas palmeritas. No quedan nada bien...


domingo, 16 de marzo de 2014

Pan blanco con masa madre


En nuestro último post os explicábamos cómo hacer masa madre de trigo, así que hoy vamos a utilizarla para hacer pan blanco con masa madre. Hablamos de un pan que en principio nos puede parecer de sabores muy sencillos, pero gracias a la masa madre encontraréis en él unos matices de sabor que no tienen nada que ver con lo que nos ofrecen en la mayoría de panaderías. De verdad, merece la pena dedicar 6 días a elaborar masa madre, un ratito a amasar y 13  horas a dejar levar y hornear nuestro pan.

Sí, habéis leído bien, he escrito 13 horas. Tened en cuenta que este pan no lleva nada de levadura, sólo la que nos aporta la masa madre, así que el tiempo de levado tiene que ser prolongado. Para facilitarnos las cosas y que nadie se desespere, utilizaremos la noche y nuestras horas de sueño para dejar la masa de pan fermentando. Os lo pongo fácil, así que no os lo penséis, merece la pena preparar este pan blanco con masa madre. Empezamos

Ingredientes:
  • 250 gr de harina panadera o de fuerza 
  • 150 gr de agua
  • 75 gr de masa madre 
  • 4 gr de sal

Elaboración:
  • En un recipiente mezclamos la masa madre con el agua y removemos con una cuchara, hasta que todo esté bien mezclado. 
  • Sobre la mezcla de masa madre y agua añadimos la harina y la sal y mezclamos bien, hasta que nos quede una masa homogénea, algo pegajosa pero muy elástica. Cubrimos el recipiente en el que hemos hecho la masa con film transparente y dejamos reposar durante un cuarto de hora. 
  • Tras esos 15 minutos ha llegado el momento de amasar. Que no cunda el pánico, porque os propongo una forma sencillísima y que no mancha nada. Nos enharinamos ligeramente las manos y, con la masa dentro del bol, estiramos una porción de masa hacia arriba y la doblamos hacia el cetro. Giramos un poquito el bol y repetimos el mismo movimiento unas 8 veces. Damos la vuelta a la masa dentro del recipiente, dejamos reposar unos 10 minutos. Luego, repetimos este mismo proceso 4 veces. 
  • Cuando ya tengamos la masa lista, la ponemos en un bol espolvoreado con harina y lo dejamos reposar, tapado, durante 1 hora. 
  • Pasado este tiempo enharinamos ligeramente la superficie de trabajo, colocamos nuestra masa y le damos un pequeño amasado antes de formar una bola con ella. Pasamos nuestra bola de masa a una cesta de levado o banetton, que habremos enharinado previamente. Echamos más harina por encima y cubrimos con film transparente o un paño limpio y dejamos levar toda la noche. (Si no tenéis banetton no pasa nada, podéis hacer uno casero con una fuente redonda de servir, una cazuela o el escurridor de la pasta. Sólo tenéis que cubrirlo con un paño de algodón o lino limpio y espolvoreado con harina, colocar la masa y dejar reposar ahí vuestro pan.)
  • Al día siguiente precalentamos el horno a 250ºC (precalentar significa que, como poco, tenemos que encender el horno 15 minutos antes de introducir el pan) y, mientras, damos la vuelta al banetton sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. Damos unos cortes al pan e introducimos la bandeja con el pan, a media altura. No os olvidéis de meter un cuenco (que pueda ir al horno) lleno de agua; así generamos humedad y obtenemos una corteza bien crujiente. 
  • Tras 10 minutos bajamos la temperatura a 220ºC y horneamos nuestro pan durante otros 30 minutos. Pasado ese tiempo sacamos el pan del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

Degustación: 
  • Dicen que el pan caliente sienta mal. Yo no sé si eso es verdad o no, pero sí tengo claro que tras un reposo, y completamente frío, el pan sabe mucho mejor.
  • Al ser un pan blanco básico nos sirve para acompañar casi cualquier cosa. Queda riquísimo tostado y con un poco de mermelada o aceite, tomate y jamón. También es perfecto para mojar unos huevos fritos. 
  • Este pan aguanta un poco más que el que compramos en la panadería, pero se puede congelar perfectamente en rebanadas.


    jueves, 13 de marzo de 2014

    Masa madre


    Antes creía que no me gustaba demasiado el pan, hasta que un día, por puro aburrimiento, decidí hornear uno en casa. Después de probar ese primer pan casero me di cuenta de que en realidad lo que no me gustaba era el pan que estamos acostumbrados a comer. Ese poco cocido y con la corteza blanda que venden en muchísimas panaderías. Ese precocido, mal horneado y peor descongelado que sirven en muchísimos restaurantes.

    Aquel primer pan que amasé en mi propia cocina y horneé en mi propio horno era claramente mejorable. Después de hacer varias docenas de hogazas en casa, tras leer varios libros, después de haber asistido a algunos cursos, creo que uno de los fallos de aquel primer pan era que no llevaba masa madre.

    ¿Se puede hacer un buen pan sin masa madre? Yo creo que sí. De hecho, en este mismo blog, he puesto la receta de un pan de aceite que no la lleva y queda estupendo. Todo es cuestión de manejar bien la cantidad de levadura añadida y los tiempos de levado.

    Sin embargo el pan elaborado a partir de masa madre tiene unos sabores y aromas más profundos, que nos recuerda al "pan de toda la vida". No en vano durante siglos la masa madre era lo único que ayudaba a los panaderos a fermentar el pan, ya que no existía la levadura comercial. Y lo mejor es que para elaborarla, sólo necesitamos harina y agua. Eso sí, hacedla con la mejor harina que os podáis permitir comprar, porque la masa madre va a ser ingrediente fundamental de vuestro pan. (Yo he añadido pasas a la mezcla base para que, al tener más azúcares disponibles, bacterias y levaduras tengan un trabajo fácil. Introducir fruta no pelada, como pasas, uvas o manzana, contribuye a añadir más colonias de levaduras y bacterias, presentes en la piel de la fruta. Así que utilizad lo que más a mano tengáis en casa.)

    Vamos a tardar 6 días en obtener nuestra masa madre, pero no os pongáis nerviosos porque es facilísimo.

    Día 1:
    En un bote hermético de medio litro mezclamos 2 cucharadas de harina integral de centeno, 2 cucharadas de harina de fuerza de trigo, 2 cucharadas de pasas y 50 gramos de agua. Revolvemos y dejamos reposar a temperatura ambiente 24 horas.



    Día 2:
    Aunque pasadas 24 horas parece que no ha sucedido nada en nuestra masa madre, os aseguro que el proceso ya está en marcha. Toca ahora añadir 2 cucharadas de harina integral de centeno, 2 cucharadas de harina de fuerza de trigo y 50 gramos de agua. Revolvemos y dejamos reposar a temperatura ambiente otras 24 horas.


    Día 3:
    Cuando abráis vuestro bote encontraréis algunas burbujitas en vuestra masa madre. Añadimos 4 cucharadas de harina integral de centeno, 4 cucharadas de harina de fuerza de trigo, 100 gramos de agua y dejamos reposar 24 horas a temperatura ambiente.


    Día 4
    El cuarto día comprobaréis que ya hay actividad evidente en vuestra masa madre; hay burbujas y la textura ha cambiado. Llegó el momento de retirar las pasas y deshacernos de dos tercios de la mezcla, para incorporar después 125 gramos de harina de fuerza de trigo y 100 gramos de agua. Revolvemos y dejamos reposar a temperatura ambiente otras 24 horas.


    Día 5:
    La masa madre casi está lista, como demuestran las burbujas que podemos apreciar en ella. Tiramos dos tercios de la mezcla, añadimos 125 gramos de harina de fuerza de trigo, 100 gramos de agua, revolvemos y dejamos reposar 24 horas a temperatura ambiente.


    Día 6
    Nuestra masa madre se ha asentado, ha perdido volumen y ya está lista para el uso. Aún así, para obtener una masa más madura, desechamos dos tercios de la mezcla y añadimos 125 gramos de harina de fuerza de trigo y 100 g de agua.

    Aviso:
    Es muy probable que a partir del tercer día, y a pesar de tener un recipiente hermético, la masa se desparrame fuera del bote. No os preocupéis, no pasa nada, es algo totalmente normal, sobre todo si hace calor en vuestra cocina. (Por cierto, el verano no es la mejor estación para elaborar masa madre...)

    Conservación:
    Ya tenéis lista una masa madre que podréis dejar en herencia a vuestros hijos y a los hijos de vuestros hijos. Ahora sólo tenéis que guardarla en la nevera hasta la próxima utilización. (Ojo, en la nevera, NO en el congelador)

    Refrescos:
    • Al conservar la masa en la nevera las levaduras no mueren, pero sí se adormecen. Si hacéis pan a menudo, como una vez a la semana, basta con que incorporéis la misma cantidad de agua y harina que la que habéis sacado para hacer el pan. Es decir, si usáis 200 gramos de masa madre para hacer el pan tendréis que añadir 100 gramos de harina de fuerza de trigo y 100 gramos de agua al bote de vuestra masa madre.
    • Si hacéis pan de cuando en cuando, sacad el bote de masa madre de la nevera la noche antes. Retirad un tercio de la mezcla y añadid 125 gramos de harina de fuerza de trigo y 100 gramos de agua, revolved y mantened fuera de la nevera. Al día siguiente (o tras 4 o 5 horas) sólo tenéis que sacar la cantidad de masa madre que indique vuestra receta de pan.
    • Tras varios días en la nevera, es normal que el líquido se asiente e incluso que a vuestra masa madre le salga una capa de líquido marrón o grisácea. No pasa nada, con remover para mezclar de nuevo los ingredientes o eliminar el exceso de líquido está todo arreglado.
    • Si no queréis agotar vuestra masa madre y partir de nuevo de cero, recordad sustituir la cantidad de masa madre que utilicéis para hacer pan por la misma cantidad de harina de fuerza de trigo y agua.

    Variantes:
    • Si lo que queréis es hacer masa madre de centeno podéis seguir esta misma receta; donde pone harina integral de centeno vosotros echáis harina de fuerza de trigo, y donde pone harina de fuerza de trigo vosotros echáis harina integral de centeno.
    • También podéis hacer esta masa madre de trigo con harina de trigo integral, todo depende de vuestros gustos.

    domingo, 2 de marzo de 2014

    Pan de aceite


    El otro día, al salir de clase de lengua de signos, pasé por delante de una panadería Granier y no pude evitar entrar. Es increíble la variedad de panes que tiene, panes que están muy por encima de la media de lo que podemos encontrar en la mayoría de las panaderías.

    Entre todos los que había me decanté por uno de aceite, y con él me hice el mejor bocata de jamón que había tomado en la vida. Al menos que yo recuerde. Claro que también ayuda que el jamón no lo había pagado yo, sino mi padre, así que era de los buenos, buenos. Pero os aseguro que el pan contribuía muchísimo a realzarlo.

    Con la hogaza de pan ya terminada, y echándola de menos, pensé que no podía ser tan difícil hacer ese pan en casa. Y era verdad. Aquí os dejo la receta, facilísima y muy resultona. Si no habéis hecho nunca pan, que no os entre el pánico, esta es una buena receta para empezar.

    Ingredientes:  
    • 500 gr de harina de fuerza
    • 300 gr de agua
    • 50 gr de aceite de oliva virgen extra
    • 15 gr de levadura fresca de panadero
    • 10 gr de sal
    • Romero
    • Sal en escamas
    • Aceite de oliva virgen extra para rematar

    Preparación:
    • A pesar de lo que la mayoría de la gente cree, no es necesario disolver la levadura en agua, basta con desmenuzar la levadura fresca en la harina. Añadimos a la mezcla de harina y levadura el agua y los 50 gramos de aceite  virgen extra. Amasamos la mezcla durante unos 10 o 15 minutos. No os asustéis, porque cualquier "sobe" que le hagáis a la masa servirá como amasado. Aunque no lo hayáis hecho nunca, os saldrá un movimiento natural que será suficiente, y un reposo de otros 10 o 15 minutos hará el resto. 
    • Pasado ese tiempo ponemos un poco de harina, sólo la suficiente para que la masa no se pegue a la encimera, y formamos una bola lo más tensa que podamos. Pasamos un poco de aceite por las paredes de un bol, introducimos la bola de masa y dejamos reposar, tapada, cerca de una hora. (Si es invierno la masa tardará mucho más en levar. Podemos poner el cuenco de nuestra masa cerca de un radiador, meterla en el horno apagado pero con la luz encendida o en un armario con un bol de agua que habremos calentado antes en el microondas). 
    • Cuando la masa haya levado ponemos un poco aceite por la base y los lados de una cazuela que pueda ir al horno y colocamos la masa dentro. Embadurnamos toda la superficie del pan con más aceite de oliva virgen extra y dejamos reposar, tapado, otra media hora. 
    • Tras ese tiempo, ponemos un poco de romero por encima del pan y horneamos en el centro del horno, precalentado a 220ºC, sobre una rejilla. Ya sabéis que el tiempo de horneado va a depender de vuestro horno. En el mío ha estado 27 minutos, pero en el vuestro puede estar de 20 minutos a 35, así que vigilad. 
    • Sacamos de horno y lo dejamos templar antes de sacar el pan de la cazuela para dejarlo enfriar sobre una rejilla.

    Un extra:
    • A mí me gustan mucho las hierbas aromáticas, así que en el amasado podemos añadir un poco de romero y ajo seco, para darle un puntín de sabor al pan. Pero si vosotros no estáis seguros, no lo echéis. 

    Degustación: 
    • Es un pan perfecto para tomar tostado (sin añadirle mantequilla o aceite), acompañado de tomate con jamón o cualquier otro embutido. También va muy bien con quesos, patés o boquerones y anchoas.