Por su parte, la expresión "hacer buenas migas" proviene de cuando, antiguamente, los pastores se juntaban para comer. Cada uno de ellos aportaba algo para preparar las migas, un plato compuesto principalmente de pan, embutido o tocino, ajos, aceite y agua. Esta claro que uno no se va a parar a compartir pan y comida con cualquiera.
Que por qué os hablo de etimología en un blog de cocina, os preguntaréis. Simplemente para que nos demos cuenta de la importancia que el pan tiene en nuestras vidas. Tanta, que traspasa de la mesa para instalarse en el lenguaje. Gastronomía y lengua, dos de las cosas que más y mejor definen a un pueblo.
Pues bien, mañana 16 de octubre se celebra el Día Mundial del Pan, un alimento básico que lleva formando parte de nuestra alimentación desde la prehistoria. Ahora los panaderos españoles han puesto en marcha una campaña para que se destierre el refrán "pan con pan, comida de tontos". Estoy de acuerdo, pero no por las razones que ellos esgrimen. Estoy de acuerdo porque no es comida de tontos; en muchos casos es comida de pobres. Y es que, desgraciadamente, para algunos es casi el único alimento que pueden llevarse a la boca.
Nosotros tenemos la suerte de poder disfrutar del pan. De utilizarlo como acompañamiento de nuestras comidas o usarlo como base para un buen bocadillo. Podemos elegir entre panes de harinas diferentes, enriquecidos con ingredientes diferentes. Y eso es lo que vamos a hacer hoy para celebrar mañana el Día Mundial del Pan, un pan de limón y semillas de amapola. Perfecto para acompañar pescados, mariscos y conservas, o aquellos platos que necesiten un toque extra de frescura. Y lo mejor, buen congelado aguanta semanas. Vamos allá.
Ingredientes:
- 500 g de harina
- 60 g de azúcar
- 10 g de sal
- 30 g de levadura fresca
- 250 g de leche
- 100 g de mantequilla
- La ralladura de dos limones
- 100 g de limón confitado
- 1 puñado de semillas de amapola
Elaboración:
- Mezclamos la harina, el azúcar, la sal, la levadura y la leche y amasamos hasta tener una masa lisa y que se despegue de las paredes del bol.
- En este punto incorporamos la mantequilla y amasamos hasta que esté bien integrada.
- A continuación, cuando la masa esté bien afinada, incorporamos la ralladura de limón, las semillas de amapola y el limón confitado.
- Hacemos una bola lo más prieta que podamos con la masa y la dejamos reposar unos 30 minutos.
- Pasado ese tiempo cortamos piezas de 600 g si queremos hacerlo en un molde tipo pan de molde, o en piezas de 50 g si queremos hacer panecillos individuales.
- Si hacemos panecillos individuales sólo tenemos que bolear las piezas de masa que hemos cortado, dejándolas bien prietas y con el cierre (la parte fea) hacia abajo.
- Si preferimos hacer pan de molde hay que seguir algunos pasos más, pero no os asustéis. Empezamos aplanando la masa en un rectángulo ligeramente más corto que el molde.
- A continuación doblamos la mitad de la masa sobre sí misma y aplanamos para sellar.
- Seguimos. Para eso tenemos que tirar de los extremos hacia el centro y sellar.
- Doblamos de nuevo la mitad de masa sobre sí misma y aplanamos para sellar.
- Repetimos este último paso dos veces más, metemos el pan en el molde con el cierre hacia abajo y listo.
- Cuando las tengamos formadas dejamos fermentar las piezas hasta que doblen su volumen.
- Cuando nuestro pan ya haya levado lo cocemos en el horno precalentado a 200ºC, durante unos 20 minutos, si hemos decidido hacerlo en moldes. Si hemos hecho panecillos individuales los cocemos en horno precalentado a 220ºC, durante unos 8 o 10 minutos.
- Pasado ese tiempo sacamos nuestro pan del horno y dejamos que se enfríe completamente antes de consumirlo.
- Y a disfrutar.
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