Recuerdo que cuando era pequeña en mi casa comíamos buñuelos de bacalao. No digo que los comiéramos continuamente, pero sí con cierta frecuencia. Y de repente, de un día para otro, los dejamos de comer. Supongo que no sería así exactamente, que algo pasaría, que alguien diría que no le gustaban, o que nos los quería comer, y se acabó. Tuvo que ser algo de eso, porque por la (escasa) dificultad de su elaboración no pudo ser. Porque son sencillísimos de hacer.
Así que con este recuerdo de infancia y la llegada de la Semana Santa (cuando tan típicas son las recetas de bacalao, cuando el bacalao está en todas las mesas) me he lanzado a la cocina a hacer buñuelos de bacalao. Y ya tenía ganas. Si no compráis el bacalao ya desalado lo más difícil de toda la receta será desalarlo correctamente. Yo os recomiendo que compréis migas para esta receta, no necesitamos una pieza de mayor calidad. Para desalarlas sólo tenemos que ponerlas en agua fría y dejarlas toda la noche en la nevera. Al día siguiente tiramos el agua, pasamos las migas por debajo del grifo y listas para utilizar.
Eso sí, para que el éxito esté asegurado hay dos pasos que tenéis que cumplir a rajatabla. El primero es el momento de la fritura, asegurándoos de que el aceite esté bien caliente cuando echéis las porciones de masa, y sin freír demasiadas cada vez. Y la segunda, comerlos calientes y recién hechos, que es como mejor están. Esto me lo respetáis rigurosamente, la guarnición con la que los vayaís a servir ya la dejo a vuestra elección. Jajajaja. Vamos a ello.
Ingredientes:
- 150 g de migas de bacalao desalado
- 1 huevo
- 1/2 cucharadita de bicarbonato (si no tenéis usad levadura tipo Royal)
- 1 pizca de sal
- 1 pizca de colorante amarillo (el del arroz) o azafrán
- 110 g de harina
- 100 g de agua
- 2 dientes de ajo
- 1 cebolleta
- 1 puñado de perejil picado
- Aceite abundante para freír
Elaboración:
- Si no hemos comprado el bacalao desalado o primero que tenemos que hacer es eso, desalarlo. Para ello lo ponemos el bacalao en remojo la noche anterior.
- Al día siguiente tiramos el agua y desmenuzamos el bacalao o lo picamos.
- En un bol grande mezclamos el bacalao con el huevo, la harina, el bicarbonato, la sal, el colorante amarillo y el agua.
- Mezclamos todo bien, sin que nos queden grumos, y añadimos la cebolleta, el perejil y el ajo bien picaditos.
- Volvemos a mezclar bien, hasta que tengamos una masa lisa y espesa.
- Freímos cucharaditas de masa en aceite bien caliente, hasta que tengan un bonito color dorado.
- Sólo nos queda escurrirlos sobre papel de cocina y servirlos al momento, bien calientes. Yo los he acompañado con un poco de salsa tártara, pero eso, a vuestro gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario