domingo, 26 de marzo de 2017

Brownie de galletas Oreo (de alta pastelería, ojito)

Ser bloguera de repostería es muy duro. Durísimo. Sobre todo si tienes mucho éxito (no es mi caso) y dejas un poco de lado tu blog sobre pasteles para abrir tu pequeño salón de té. O algo por el estilo. Pero dejando claro que lo tuyo es la alta pzstelería, ojito. Es muy difícil ser bloguera repostera de éxito, porque vas por ahí probando dulces o cualquier cosa de comer y claro, tienes que pontificar, digo, criticar en tus redes sociales todo lo que pruebas. Y como tú eres bloguera de éxito y los demás no, nadie está a tu altura. Tú criticas con conocimiento de causa, para que la gente no pierda ni su tiempo ni su dinero en cosas que no merecen la pena. Como tú eres bloguera repostera de éxito lo haces por el bien de la humanidad, no como esa gente que se atreve a criticarte a ti, ¡a ti, bloguera de éxito! Esa gente que sólo lo hace por fastidiar, por echar por tierra tu trabajo, por intentar dejarte mal diciendo que tu pastel está poco cocido, cuando en realidad está jugoso. Porque tú, a diferencia de los demás, trabajas un montón, que así has logrado llegar a ser una bloguera de éxito.

Pero es que la gente te tiene envidia, claro. Y no sólo porque seas una bloguera de repostería de éxito, sobre todo te tienen envidia porque tú te de dedicas a la alta pastelería. Sí, sí, porque tu llenas tu expositor con chessecakes, bizcochos de limón, cookies y brownies, pero de alta pastelería, ojito. Vosotros podríais pensar que alta pastelería es lo que hacen Mampel, Ribé, Balaguer o Michalak, pero no. Noooooooo. Alta pastelería es lo que hacen las blogueras de éxito en sus pequeños salones de té. O algo por el estilo.

Yo no soy una bloguera de éxito, con salón de té propio dedicado a la alta pastelería, pero me voy a lanzar a la piscina y voy a proponeros hacer un brownie. De galletas Oreo. Para que sea un poco más como de alta pastelería, ojito. No sé si seré capaz, pero si lo intentamos juntos seguro que lo conseguimos. O eso espero. Así que id precalentando el horno, que empezamos. La chesscake la dejamos para otro día, ¿vale? Es que eso ya es el Everest de la alta pastelería, ojito.C

Ingredientes:
  • 165 g de mantequilla
  • 200 g de chocolate negro troceado
  • 3 huevos
  • 2 yemas
  • 90 g de azúcar
  • 75 g de azúcar moreno
  • 60 g de harina
  • 30 g de cacao en polvo (cacao, puro. No Nesquik. Y mucho menos Cola Cao)
  • 1 pizca de sal
  • 1 paquete de galletas Oreo troceadas

Elaboración:
  • Lo primero que tenemos que hacer es poner la mantequilla en un cuenco y el chocolate troceado (yo he utilizado pepitas) en otro. Calentamos cada cuenco en el microondas hasta que su contenido se derrita. El del chocolate lo calentaremos de 30 en 30 segundos, para que se deshaga sin quemarse.
  • Cuando lo tengamos añadimos la mantequilla al cuenco del chocolate en tres veces, removiendo bien hasta que tengamos una crema lisa y brillante. Reservamos.
  • En un bol ponemos los huevos, las yemas, el azúcar normal y el azúcar moreno. Lo batimos todo bien, hasta que la mezcla tenga un color pálido y haya duplicado su volumen.
  • A esta crema le añadimos popo a poco (nunca de golpe) la mezcla de chocolate y con una espátula vamos mezclamos con cuidado, con movimientos envolventes y circulares para no perder volumen.
  • A continuación agregamos al bol la mezcla de la harina, el cacao puro en polvo y la pizca de sal, todo ello tamizado. Y con la espátula volvemos a mezclarlo todo bien, con cuidado y con movimientos envolventes.
  • Echamos nuestra mezcla de brownie en un molde previamente engrasado (yo he usado uno cuadrado de unos 21 centímetros de lado) y repartimos sobre la masa las galletas oreo troceadas. (Si vais a querer servir el brownie en un plato fuera del molde os será más fácil desmoldarlo si lo forráis con papel de horno).
  • Metemos el molde al horno precalentado a 180ºC y lo cocemos durante unos 30 minutos, con calor arriba y abajo, en la parte central del horno.
  • Pasado ese tiempo sacamos el brownie del horno y dejamos que se enfríe completamente antes de servir.

domingo, 19 de marzo de 2017

Magret de pato al oporto

Magret de pato. Nos ponemos así en plan fino, pero no nos referimos a otra cosa que a un filete grueso cortado de la pechuga de un pato cebado. Y precisamente que ese pato esté cebado es lo que diferencia al magret de una pechuga de toda la vida, de esas con menos glamour y pedigrí. Supongo que de alguna forma había que dar salida a la carne que quedaba después de haberle retirado el hígado al animal para que vosotros podáis disfrutar del foie. Y digo "vosotros" porque a mí me da un asco tremendo. No voy a entrar en la forma en la que se ceba a estos animales, porque aunque no como foie sí que como magret, así que sería una hipocresía por mi parte, aunque soy consciente de que no es lo ideal. Ya veis, contradicciones que tiene el ser humano.

Una de las formas más tradicionales de cocinar el magret de pato es la plancha, acompañado de alguna salsa. A este tipo de carne le van muy bien las salsas de fruta y aquellas que tengan un toque dulce, como la de vino de oporto con la que os proponemos hacer hoy. Hacer magret es fácil, incluso para aquellos que no tienen mucha relación con los fogones, pero para hacerlo con éxito hay que seguir una serie de puntos básicos.

Para empezar, hay que sacar la carne un par de horas antes de cocinarlo, para conseguir que esté a temperatura ambiente. Hay que tener en cuenta, además, que es una carne bastante grasa (no os vayáis  a asustar ahora, que casi toda la grasa se encuentra en la piel y no hay necesidad de comerla) así que os recomiendo que no pongáis nada de grasa en la sartén en la que lo vayáis a hacer. Por cierto, la sartén tiene que estar bien caliente, que no os entren las prisas por ponerlo antes de tiempo. Más cosas, la carne de pato está mejor al punto, si nos pasamos de cocción resultará un poco seca y pelín dura, así que vigilad, porque se hace muy rápido. Pero claro, esto va en gustos. Y hasta aquí nuestros consejos del día, así que preparad vuestras sartenes, que empezamos.

Ingredientes:
  • 1 magret de pato por persona si no vais a comer nada más, medio si ponéis primer plato
  • Sal
  • Pimienta
  • 1 vaso de oporto
  • 1 cucharadita de Maizena
  • Ensalada y patatas fritas para acompañar

Elaboración:
  • Lo primero que tenemos que hacer es practicar unos cortes en forma de rombos en la piel de nuestro magret de pato, pero sin llegar a la carne, para que no se pierdan los jugos. Salpimentamos y reservamos.
  • Ponemos una sartén, sin una pizca de grasa, al fuego. Cuando esté bien calientes colocamos la pechuga, sobre la piel, en la sartén y dejamos que se vaya derritiendo la grasa y la piel quede crujiente y churruscada.
  • Quitamos la mayor parte de grasa de la sartén, damos la vuelta al magret y lo acabamos de hacer. Lo sacamos de la sartén y lo dejamos reposar.
  • En medio vaso de oporto disolvemos bien una cuharadita de maizena y lo añadimos a la sartén, de la que habremos quitado casi toda la grasa. Añadimos el otro medio vaso de oporto y dejamos que la salsa espese un poco. (Si os queda muy espesa añadid un poco más de oporto y listo. Es sí, dejadlo reducir para que luego no sepa sólo a alcohol).
  • Mientras, vamos cortando nuestro magret de pato en filetes.
  • Colocamos los filetes en un plato, los regamos con nuestra salsa de oporto, acompañamos de ensalada y patatas fritas y a disfrutar.

domingo, 12 de marzo de 2017

Tocinillo de cielo (sin gluten, sin lactosa, con mucho azúcar y mucho huevo)

Aún no hemos llegado ni a la mitad del mes de marzo, así que aún estamos a tiempo de comer cosas ricas, antes de empezar la operación bañador, ese clásico de todos los años. Y ya que nos ponemos, vamos a hacerlo bien, a lo grande, con un postre hipercalórico (aunque, por muy bueno que esté, no nos lo tenemos que comer todo nosotros solos) que sólo cuenta con tres ingredientes: yemas de huevo, azúcar y agua. Sí, lo habéis adivinado; hoy os proponemos preparar un tocinillo de cielo, un clásico de la gastronomía española.

Cuenta la leyenda que este dulce fue elaborado por primera vez en el Convento del Espíritu Santo de Jerez de la Frontera, a donde los bodegueros de la zona llevaban las yemas, después de utilizar las claras para clarificar, valga la redundancia, el vino de jerez. Vamos, cocina de aprovechamiento pura y dura. Nosotros, como no vamos a tener la suerte de que nos regalen las yemas ya separadas, vamos a aprovechar al revés; las yemas las podemos usar para elaborar tortillas de dieta, macarons, helados, bizcochos o una paulova. Si tenéis miedo a que sea mucho dulce de repente, no os preocupéis, podéis congelar las claras y utilizarlas más tarde en cualquier elaboración.

La mayor complicación de esta elaboración es conseguir que el punto del almíbar sea perfecto, ya que de ello va a depender la textura de nuestro tocinillo de cielo. Si lo dejamos demasiado flojo, corremos el riesgo de tener algo más parecido a unas natillas espesas que al tocinillo de cielo y si nos pasamos de punto nos quedará duro. No desesperéis si a la primera no sale perfecto, cuando lo hayáis intentado un par de veces saldrá perfecto. Así que ya sabéis, manos a la obra.

Ingredientes para el caramelo:
  • 100 g de azúcar
  • 1 cucharadita de agua

Ingredientes para el tocinillo de cielo:
  • 12 yemas de huevo (las claras las podéis congelar y utilizarlas para otra elaboración)
  • 500 g de azúcar
  • 500 g de agua

Elaboración del caramelo:
  • Ponemos el azúcar y la cucharadita de agua en un cazo antiadherente y, a fuego flojo, dejamos que se vaya haciendo un caramelo rubio.
  • Retiramos del fuego y con mucho cuidado de no quemarnos lo repartimos por el fondo y las paredes del molde en el que vayamos a hacer nuestro tocinillo.

Elaboración del tocinillo de cielo:
  • Empezamos elaborando un almíbar. Para ello ponemos a hervir a fuego alto el agua y el azúcar durante unos 3 minutos. A continuación bajamos el fuego y a temperatura media baja dejamos que se forme un almíbar ligero durante otros 12 minutos aproximadamente, hasta que al levantar la cuchara con la que lo estamos removiendo caiga lentamente en un chorrito continuo.
  • Cuando tengamos el almíbar listo lo retiramos del fuego y dejamos que vaya perdiendo un poco de calor.
  • Mientras, batimos las yemas a mano, con unas varillas, evitando que entre demasiado aire.
  • Echamos poco a poco el batido de yemas sobre el almíbar que teníamos reservado (recordad que tiene que perder el calor extremo para que no nos cuajen los huevos), sin dejar de batir con las varillas.
  • Colamos esta mezcla sobre el molde que tenemos caramelizado, lo tapamos bien con papel film, para evitar que le entre agua y lo cocemos al baño María, a temperatura suave, durante unos 30 minutos desde que el agua empieza a hervir. Y justo en ese momento, cuando empieza a hervir, tenemos que tapar la cazuela.
  • Sacamos el tocinillo de cielo de la cazuela y lo dejamos enfriar completamente (y digo completamente, dejándolo incluso unas horas en la nevera) antes de desmoldar. (Para ello nos podemos ayudar de un cuchillo, que pasaremos por los bordes antes de dar la vuelta a nuestro molde).
  • Ya sólo nos queda servir y disfrutar de un sabor celestial.