Ser bloguera de repostería es muy duro. Durísimo. Sobre todo si tienes mucho éxito (no es mi caso) y dejas un poco de lado tu blog sobre pasteles para abrir tu pequeño salón de té. O algo por el estilo. Pero dejando claro que lo tuyo es la alta pzstelería, ojito. Es muy difícil ser bloguera repostera de éxito, porque vas por ahí probando dulces o cualquier cosa de comer y claro, tienes que pontificar, digo, criticar en tus redes sociales todo lo que pruebas. Y como tú eres bloguera de éxito y los demás no, nadie está a tu altura. Tú criticas con conocimiento de causa, para que la gente no pierda ni su tiempo ni su dinero en cosas que no merecen la pena. Como tú eres bloguera repostera de éxito lo haces por el bien de la humanidad, no como esa gente que se atreve a criticarte a ti, ¡a ti, bloguera de éxito! Esa gente que sólo lo hace por fastidiar, por echar por tierra tu trabajo, por intentar dejarte mal diciendo que tu pastel está poco cocido, cuando en realidad está jugoso. Porque tú, a diferencia de los demás, trabajas un montón, que así has logrado llegar a ser una bloguera de éxito.
Pero es que la gente te tiene envidia, claro. Y no sólo porque seas una bloguera de repostería de éxito, sobre todo te tienen envidia porque tú te de dedicas a la alta pastelería. Sí, sí, porque tu llenas tu expositor con chessecakes, bizcochos de limón, cookies y brownies, pero de alta pastelería, ojito. Vosotros podríais pensar que alta pastelería es lo que hacen Mampel, Ribé, Balaguer o Michalak, pero no. Noooooooo. Alta pastelería es lo que hacen las blogueras de éxito en sus pequeños salones de té. O algo por el estilo.
Yo no soy una bloguera de éxito, con salón de té propio dedicado a la alta pastelería, pero me voy a lanzar a la piscina y voy a proponeros hacer un brownie. De galletas Oreo. Para que sea un poco más como de alta pastelería, ojito. No sé si seré capaz, pero si lo intentamos juntos seguro que lo conseguimos. O eso espero. Así que id precalentando el horno, que empezamos. La chesscake la dejamos para otro día, ¿vale? Es que eso ya es el Everest de la alta pastelería, ojito.C
Ingredientes:
- 165 g de mantequilla
- 200 g de chocolate negro troceado
- 3 huevos
- 2 yemas
- 90 g de azúcar
- 75 g de azúcar moreno
- 60 g de harina
- 30 g de cacao en polvo (cacao, puro. No Nesquik. Y mucho menos Cola Cao)
- 1 pizca de sal
- 1 paquete de galletas Oreo troceadas
Elaboración:
- Lo primero que tenemos que hacer es poner la mantequilla en un cuenco y el chocolate troceado (yo he utilizado pepitas) en otro. Calentamos cada cuenco en el microondas hasta que su contenido se derrita. El del chocolate lo calentaremos de 30 en 30 segundos, para que se deshaga sin quemarse.
- Cuando lo tengamos añadimos la mantequilla al cuenco del chocolate en tres veces, removiendo bien hasta que tengamos una crema lisa y brillante. Reservamos.
- En un bol ponemos los huevos, las yemas, el azúcar normal y el azúcar moreno. Lo batimos todo bien, hasta que la mezcla tenga un color pálido y haya duplicado su volumen.
- A esta crema le añadimos popo a poco (nunca de golpe) la mezcla de chocolate y con una espátula vamos mezclamos con cuidado, con movimientos envolventes y circulares para no perder volumen.
- A continuación agregamos al bol la mezcla de la harina, el cacao puro en polvo y la pizca de sal, todo ello tamizado. Y con la espátula volvemos a mezclarlo todo bien, con cuidado y con movimientos envolventes.
- Echamos nuestra mezcla de brownie en un molde previamente engrasado (yo he usado uno cuadrado de unos 21 centímetros de lado) y repartimos sobre la masa las galletas oreo troceadas. (Si vais a querer servir el brownie en un plato fuera del molde os será más fácil desmoldarlo si lo forráis con papel de horno).
- Metemos el molde al horno precalentado a 180ºC y lo cocemos durante unos 30 minutos, con calor arriba y abajo, en la parte central del horno.
- Pasado ese tiempo sacamos el brownie del horno y dejamos que se enfríe completamente antes de servir.