domingo, 11 de diciembre de 2016

Vino especiado y caliente de Navidad (el Glühwein de toda la vida, que dirían los germanos)

Ni cuando se encendían las luces de El Corte Inglés, ni cuando se ponía el belén en clase. Para mí, durante muchísimos años, la Navidad no empezaba hasta veía por primera vez en la tele el anuncio del turrón El Almendro. Y hasta que echaba una lagrimita con él, claro. Supongo que a más gente le pasaría como a mí, pero eso era en España, porque en países como Alemania y Austria el pistoletazo de salida a la Navidad lo da la aparición del Glühwein, o vino caliente especiado, en los puestos de los mercadillos callejeros. Supongo que allí será una forma eficaz y deliciosa de alejar el frío que trae consigo el Adviento y, aunque aquí parezca que estamos en primavera (¡por dios, que lleguen el frío y la lluvia ya!), seguro que si probáis esta bebida, repetís.

Vino, especias y azúcar. No necesitáis más para elaborar esta bebida. Al estar en Navidad la canela y la naranja no pueden faltar (es mi opinión, esos sabores y esos olores a mí me parecen muy de Navidad), pero el resto de especias las podéis añadir a vuestro libre albedrío, dependiendo de vuestros gustos. Podéis poner un poco más de una cosa, quitar un poquito de otra, eliminar alguna especia si no os gusta nada su sabor. Como siempre s digo, todo es cuestión de experimentar, probar y decidir qué es lo que más os gusta. Yo os propongo una lista de especias y unas cantidades, vosotros usadlas de guía y modificarlas como prefiráis.

Y lo mejor de todo es que este Glühwein es facilísimo de preparar. Lo más difícil, al menos para mí que soy un poco torpe, será abrir la botella de vino. Y controlar el fuego para que nuestro brebaje nunca llegue a hervir. Lo suyo es beber este vino especiado caliente o tibio, pero si lo preferís frío tampoco pasa nada, para gustos, colores. ¿Nos ponemos a ello?

Ingredientes:
  • Una botella de vino tinto (no hace falta que sea un Vega Sicilia, pero sí de calidad aceptable)
  • 80 g de azúcar moreno
  • 6 clavos de olor
  • 4 vainas de cardamomo
  • 2 ramas de canela
  • 2 hojas de laurel 
  • 2 estrellas de anís estrellado
  • Una pizca de nuez moscada rallada
  • La piel de un limón
  • La piel de una naranja

Elaboración:
  • Para empezar ponemos todas las especias en una cazuela ancha, añadimos el azúcar y calentamos a fuego suave hasta que empiecen a salir todos los aromas.
     
  • Incorporamos entonces sólo la cantidad suficiente de vino para cubrir el azúcar, y calentamos, removiendo con una cuchara de madera, hasta que se disuelva completamente.
  • Añadimos el resto del vino, mezclamos bien, y cocemos a fuego medio-bajo durante unos 30 minutos, vigilando bien que nunca llegue a hervir.
  • Pasado ese tiempo comprobamos que está bien de dulzor y, si hiciera falta, añadimos un poco más de azúcar. 
  • Colamos para retirar las especias y servimos (como una parte del alcohol del vino se habrá evaporado podemos añadir un poco de licor en el momento de servir. El kirsch, por ejemplo, le va muy bien) o lo guardamos en una botella bien limpia hasta el momento de consumir.


viernes, 2 de diciembre de 2016

Fresas con cava, pero de una forma diferente

Ya está aquí diciembre, y con él la Navidad. Y no os hagáis los estrechos y me digáis que estas fiestas son un horror, porque a los regalos y los langostinos os apuntáis todos. ¡Doble moral! Y hablando de langostinos, habrá que ir pensando en qué poner sobre la mesa durante las comilonas que nos esperan. La verdad es que en un principio me había planteado hacer una serie de entradas especiales, con recetas de tartas con diferentes interiores, varias texturas, sabores distintos... Y n descarto hacer alguno, pero me ha parecido que mejor empezamos por algo rico, fácil de preparar y muy resultón; un clásico como las fresas con cava, pero renovado.

A las fresas no les vamos a hacer nada. Se trata de disfrutar de su sabor natural en contraste con el cava. Y es que el cava va a ser el protagonista de nuestra receta de hoy.  Con él vamos a hacer una sopa que, espero, os dorprenderá gratamente. Y lo hará por su textura: en el plato  (bueno, en la capital o vasito en el que lo presentéis), tendrá una textura viscosa, medio gelatinosa, pero una vez la metáis en la boca notaréis como se funde y se convierte en un líquido lleno de sabor.

Y todo gracias a la pectina, un espesante y gelificante que podréis comprar en herbolarios, farmacias o tiendas online de gastronomía. Pero ojo, porque para que la pectina actúe correctamente es imprescindible combinarla con un ácido, así que no os olvidéis del zumo de limón. Os prometo que este es el paso más difícil de la receta que os proponemos hoy. Vamos a ello.

Ingredientes:
  • 1 botella de cava
  • 375 g de azúcar
  • 9 g de pectina
  • 150 g de zumo de limón
  • Fresas

Elaboración:
  • Empezamos mezclando bien el azúcar con la pectina.
  • A continuación ponemos el cava en una cacerola, añadimos la mezcla de azúcar y pectina, lo ponemos al fuego y, sin parar de revolver, lo llevamos a ebullición.
  • Cuando rompa a hervir lo retiramos del fuego. incorporamos el zumo de limón y mezclamos bien.
  • Ya sólo nos queda taparlo y lo reservarlo en la nevera hasta unos minutos antes de servir.

Montaje:
  • ¿Y las fresas? Pues las limpiamos, les quitamos el pedúnculo, las cortamos en trocitos, las ponemos en el fondo de una copa, vasito o bol y rellenamos con nuestra sopa de cava (no estará líquida, pero tampoco será una gelatina; revolvedla bien antes de llenar vuestras copas). Y ya está, listo para servir y disfrutar.