domingo, 31 de agosto de 2014

Cookies


Sin duda, las galletas más famosas que nos han llegado desde Estados Unidos son las cookies. Esponjosas y con grandes trozos de chocolate. O eso se supone, porque a veces encontramos versiones bastante duras de este dulce.

Cuando estuve en Nueva York me decepcionó un poco encontrar en el supermercado unos tubos de masa ya preparada, para cortar y hornear en casa. Mi decepción aumentó notablemente cuando una madrugada en el hotel vimos en la tele un programa de cocina en el que usaban esos tubos para preparar las famosísimas galletas. Aluciné. Así que dos días después, en un mercado callejero en el que había varios puestos de comida en los que todo llevaba la etiqueta de "casero" y "ecológico", dudé mucho antes de comprar unas cookies. Estaban deliciosas.

Así que a mi vuelta a casa, cogiendo varias recetas de libros, revistas e Internet, hice varios intentos hasta conseguir las galletas con trozos de chocolate casi perfectas. He de reconocer que la receta de Marc Grossman me ayudó mucho. Ahí va el resultado; unas galletas bastante más blanditas y sabrosas que las que encontramos en los supermercados...

Ingredientes:
  • 250 gr de mantequilla a temperatura ambiente
  • 125 gr de azúcar blanquilla
  • 125 gr de azúcar moreno
  • 1 cucharada de extracto de vainilla
  • 2 pizcas de sal
  • 2 huevos medianos
  • 400 gr de harina de fuerza
  • 3 pizcas de bicarbonato sódico
  • 200 gr de chocolate troceado

Elaboración:
  • Batimos la mantequilla y el azúcar hasta obtener una crema blanquecina y con algunas burbujas.
  • Añadimos los huevos, la sal y el extracto de vainilla y batimos hasta lograr una masa homogénea.
  • Incorporamos la harina y el bicarbonato y mezclamos bien.
  • Para terminar añadimos el chocolate troceado y lo incorporamos de forma que quede bien repartido por toda la masa. 
  • Tapamos el bol con film de cocina y lo dejamos reposar en la nevera al menos una hora.
  • Pasado ese tiempo sacamos la masa de la nevera y hacemos con ella bolas como del tamaño de una pelota de golf
  • Colocamos las bolas sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal, dejando espacio entre ellas. No hay que aplastar las bolas, al cocinarse bajan solas, pero sí es importante dejar espacio entre ellas.
  • Horneamos las cookies durante 9 minutos, en un horno precalentado a 205ºC. Aunque creáis que no están hechas, no las dejéis más tiempo, tienen que estar blandas al sacarlas del horno.
  • Antes de comerlas tenemos que dejar que las cookies se enfríen sobre una rejilla como mínimo 10 minutos.

Conservación:
  • Dentro de un bote de lata aguantan perfectamente unos 9 días. Lo que dudo es que vosotros aguantéis tanto tiempo sin comerlas...
  • También podéis hacer el doble de masa, y congelar una parte para otra vez. Sólo tendréis que dejarla descongelar, formar las bolas y hornear.

domingo, 24 de agosto de 2014

Tarta Sacher


Hay platos que, inevitablemente, te recuerdan a un lugar. La paella a casa de mamá el domingo, los espetos al chiringuito de playa y el sándwich mixto seco y con el queso poco fundido a la cafetería de la facultad. A mí, inevitablemente, la tarta Sacher me recuerda a Berlín.

Sí, ya sé que la famosa tarta Sacher fue inventada en Viena en 1832 por Franz Sacher, un ayudante de cocina, que consiguió impresionar con su tarta al príncipe Klemens Wenzel Lothar von Metternich, tras una cena con unos invitados muy importantes. Pero a mí me recuerda a Berlín.

Me recuerda a un viaje que hice con mi amiga Verónica, a mediados de un mes de octubre en el que a priori no hacía demasiado frío. Mediados de un mes de octubre en el que, de repente, llegó el frío y tuvimos que pasar por unos grandes almacenes a comprar bufanda y guantes. Mediados de un mes de octubre en el que, siguiendo la guía, buscábamos en la zona oriental un café un tanto friki que encontramos cerrado. Mediados de un mes de octubre en el que, de vuelta de aquel pequeño fiasco, reseñado en ninguna parte, encontramos un local algo más clásico, pero con un surtido de cafés, tés y tartas, entre las que no podía faltar la Sacher, impresionante. Un local en el que quitamos el frío y merendamos de miedo, a un precio más que ajustado.

Pero claro, no podemos hacer un viaje a Berlín o Viena cada vez que nos apetezca un trozo de tarta Sacher... Así que hoy vamos a aprender a hacer ese pastel compuesto de dos mitades de bizcocho de chocolate y almendras, con una capa de mermelada de albaricoque. Una delicia para los amantes del chocolate, más fácil de elaborar de lo que parece.

Ingredientes para el bizcocho y el relleno:
  • 100 gr de almendra en polvo 
  • 100 gr de azúcar glas 
  • 20 gr de agua 
  • 80 gr de azúcar glas  (sí, además de los otros 100)
  • 140 gr de yema de huevo
  • 200 gr de claras de huevo
  • 125 gr de azúcar blanquilla
  • 65 gr de mantequilla a temperatura ambiente
  • 65 gr de cacao puro en polvo
  • 70 gr de harina
  • 120 gr de mermelada de albaricoque

Ingredientes para el glaseado:
  • 250 gr de chocolate de cobertura
  • 250 gr de nata líquida

Elaboración:
  • Para empezar amasamos en un bol la almendra en polvo, 100 gramos de azúcar glas y el agua, hasta conseguir una masa compacta, pero blanda. Precalentamos el horno a 180ªC.
  • Colocamos esta masa de almendras en un bol, añadimos la mantequilla, las yemas de huevo, el azúcar glas y batimos hasta que nos quede una masa esponjosa.
  • Añadimos a la mezcla el cacao y la harina tamizados e integramos bien.
  • Ahora nos toca batir las claras, con el azúcar blanquilla, a punto de nieve. Dicen que se sabe que están listas cuando das la vuelta al bol sobre tu cabeza y no se caen. Pero yo no os recomiendo este método; con que se formen picos basta. Cuando tenemos las claras listas las agregamos a la masa en dos veces, con movimientos suaves y envolventes, para no perder el aire que hemos incorporado.
  • Echamos la masa en un molde de 20 centímetros de diámetros, engrasado y enharinado, y horneamos durante 40 minutos a 180ºC. (Recordad que el horno debe estar precalentado)
  • Dejamos enfriar el bizcocho dentro del molde unos 20 minutos, desmoldamos y dejamos enfriar del todo sobre una rejilla. Cuando esté frío del todo lo cortamos a la mitad (yo también he tenido que cortar la parte de arriba, porque me subió mucho) y le añadimos la mermelada de albaricoque. 
  • Sólo nos falta rematar, así que ponemos a hervir la nata en un cazo- Cuando esté lista la echamos sobre la cobertura de chocolate troceada, removemos bien hasta que el chocolate esté completamente disuelto y lo dejamos templar un poco. Templar, no enfriar... Cuando esté listo lo echamos por encima de la tarta colocada sobre una rejilla y dejamos enfriar.

Conservación:
  • Esta tarta aguanta tierna 2 o 3 días. Es conveniente conservarla en la nevera.
  • También se puede partir en trozos y congelar.








domingo, 10 de agosto de 2014

Lasaña de bacalao, champiñones y jamón al oporto


La tradicional lasaña de carne está muy bien, pero hay más formas de prepararla. De verduras o de bonito, estaréis pensando. Sí, pero aún hay más.Puede que no lo apreciéis demasiadao bien en la foto (tenéis que comprenderlo, está hacha con un móvil), pero eso que véis ahí es una lasaña de bacalao, cahampiñones y jamón al oporto. Deliciosa. Y, si me apuras, más rápida de hacer que de nombrar.

Esta lasaña es creación de mi padre. Seguramente cogió la idea de algún ladao, ya sé que todo está inventado, pero la verdad es que yo nunca la he visto en la carta de ningún restaurante, ni en las recetas del Hola!, ni en ningún programa de Canal Cocina. Así que hasta que alguien me demuestre lo contrario, seguiré afirmando que esta lasaña es creación de mi padre. Y además me gusta pensar que la inventó pensando en mí, yas que lleva cuatro de mis cosas favoritas: bacalao, champiñones, oporto y pasta.

A pesar de que es una receta muy fácil de hacer, no la suelo comer a diario. Me la guardo para ocasiones especiales, porque para mí tiene algo especial. Con unos ingredientes muy básicos, al alcance de cualquiera, se obtiene un resultado sorprendente, que a mí me hace pensar en fiesta. Quizá sea porque hace muchos años, la primera vez que la comí, era mi cumpleaños. Quizá sea porque la vamos a comer hoy mismo, día en el que en casa celebramos la fiesta de mi cumpleaños. Como véis, yo lo asocio con una celebración muy concreta, pero vosotros podéis hacerla en casa y unirla en vuestros recuerdos a otra fecha especial. O ser lanzados y prepararla un día cualquiera, convirtiendo un día normal en una fiesta.

Ingredientes:
  • 6 placas de lasaña (yo las utilicé de las precocidas)
  • 2 lomos de bacalao desalado
  • 1 bandeja de champiñones laminados
  • 1 diente de ajo
  • 1 puñado de taquitos de jamón
  • 250 ml de nata de cocina (o leche evaporada)
  • 1 copita de oporto
  • Sal y pimienta

Elaboración:
  • Lo primero es cocer las placas de lasaña, tal y como indique el fabricante. Una vez listas las ponemos a escurrir sobre papel de cocina y reservamos.
  • Limpiamos bien los champiñones laminados, salpimentamos y los hacemos a fuego lento en una sartén con un poco de aceite y el ajo entero.
  • Cuando los champiñones estén casi listos echamos la copita de oporto y dejamos reducir. Es entonces cuando añadimos la nata (o la leche evaporada) y cocemos unos minutos, sin que llegue a herbir, para que se integren los sabores. Justo al retirar la salsa del fuego echamos los taquitos de jamón.
  • Echamos los lomos de bacalao en agua hirviendo. El hervor del agua se cortará. Al recuperar el hervor esperaremos cinco minutos y el bacalao estará cocido.
  • Sacamos el bacalao del agua, desespinamos y sacamos láminas de pescado.
  • Llegó la hora de montar la lasaña: ponemos una placa de lasaña y sobre ella el bacalao. Cubrimos con otra placa de lasaña y sobre ella ponemos una capa de champiñones y jamón. Ponemos otra lámina de lasaña y salseamos con la nata al oporto y champiñones.
  • Ya sólo nos queda sentarnos a comer... 

Conservación:
  • Este es un plato que yo recomiendo comer recién hecho, pero si lo tenemos que recalentar al día siguiente tampoco pasa nada. 
  • Eso sí, no recomiendo congelarlo.                                                                                                      
     
     


domingo, 3 de agosto de 2014

Helado de mango, plátano y yogur


Aprovechando el buen tiempo vamos con una nueva receta de helado, probablemente el dulce que más me gusta del mundo. En esta ocasión lo vamos hacer de un sabor muy tropical; plátano, mango y yogur. Solamente tres ingredientes y mucha fruta en esta elaboración.

La verdad es que me da un poco de vergüenza poner la receta, porque es tan sencilla que hasta un mandril manco y con los ojos vendados podría hacerla. La vi un día en el programa "La cocina fácil de Donna Hay" y ni siquiera me hizo falta apuntar la receta. Además cualquiera puede hacerla en casa, ya que no es necesario tener una heladera para conseguir un resultado muy, muy, muy cremoso.

Ya os digo que es facilísima, pero para asegurarnos el éxito tenemos que utilizar fruta que esté madura, ya que tiene bastante más sabor y contenido en azúcar que la que está verde. Si no nos gusta mucho el plátano o el mango, podemos sustituirlo por otras frutas cuyos sabores combinen bien; la base de yogur natural lo aguanta todo. Y si decidimos quedarnos con el sabor tropical del mango y el plátano podemos darle un plus cambiando el yogur griego por uno de coco. Todo es cuestión de gustos, de imaginación y de probar y probar...

Ingredientes:
  • 4 plátanos
  • 2 mangos
  • 2 yogures griegos

Elaboración:
  • Lo primero, y lo más difícil, es cortar los plátanos en rodajas y los mangos en cuadraditos, meterlos en un tupper, taparlo y ponerlo en el congelador unas dos horas, hasta que la fruta esté congelada.
  • Pasado ese tiempo sacamos la fruta del congelador y la metemos, con el yogur, en el accesorio picador de la batidora o en una batidora de vaso. La ponemos en funcionamiento y batimos hasta que nos quede una crema lisa.
  • Pasamos la mezcla a un tupper con tapa y lo metemos en el congelador una hora antes de poder consumirlo. 

Conservación:
  • Este es un helado sin ningún tipo de conservante, así que no os recomiendo que lo dejéis meses y meses en el congelador. Aunque tampoco creo que aguante tanto... 
  • Eso sí, recordad sacarlo del congelar quince minutos o media hora ates de consumirlo, para que recupere toda su cremosidad.