domingo, 21 de mayo de 2017

Quesadillas de aguacate, bacon y emmental (para el final de Liga)

Llegó el día, hoy se acaba la Liga. Por fin, pensarán algunos. Horror, creerán otros. Pero antes de que llegue el alivio de unos y la desesperación de otros, todavía nos queda el partido más importante de la temporada. Por abajo está todo, pero por arriba... Real Madrid o Barça, ¿quién ganará la Liga? Al Madrid le vale con un empate y ya hay quien asegura que el Málaga de Michel se dejará ganar para que el equipo de sus amores se lleve el campeonato. Vamos, que la tarde va a estar interesante y la polémica está servida.

A mí, personalmente, la liga española, si quitamos los partidos del Athletic (y aquí hay más pasión que otra cosa), me aburre muchísimo. Barça y Real Madrid, dos equipos con presupuestos millonarios (y deuda aún más millonaria con Hacienda y la Seguridad Social), son los únicos que luchan cada año por el título, que parece que tienen posibilidad real de ganar la liga. Con un poco de suerte, habrá otro equipo que dé un poco de vidilla a la competición, pero sin más opción que alcanzar el tercer puesto. Dos equipos que siempre se quejan de que los árbitros les perjudican, cuando la verdad es que si un árbitro se equivoca siempre lo hace a favor de los equipos grandes, que son ellos. Tampoco ayuda que para la prensa y la mayoría de los españolitos parece que no existen más equipos que el Real Madrid y el Barça. Que sólo se hablé de ellos en los programas deportivos, que ocupen todas, que la gente diga "yo soy del equipo de mi ciudad y del Madrid o el Barça". Porque eso es mentira, mira tú lo que eres es del Barça o el Real Madrid, porque es más fácil ser de un equipo que gana títulos, y luego, si eso, te hace gracia el equipo de tu ciudad. Y cuanto antes lo reconozcas, mejor.

Pero no nos engañemos, un partido como el de esta tarde es de los que llenan los bares o fomentan quedadas en casas de amigos, planes a los que uno se apunto a pesar de que no le guste el fútbol. ¿Por qué a quién no le apetece tomar unas cervezas y picar algo en buena compañía? Si te toca a ti organizas el picoteo para el partido de hoy, no te preocupes, porque te traemos una receta muy sencilla a la par que apañada; unas quesadillas de aguacate y queso emmental. Bueno, o cualquier queso que tengáis en la nevera (bueno, es necesario que funda bien y os recomiendo que no sea de un sabor súper intenso, para que no anule completamente el sabor del aguacate). Y no me digáis que no tenéis aguacates, porque no me lo creo, ¡es el alimento de moda! Así que todos a la cocina antes de que el árbitro pite el inicio del partido.

NOTA: Ay, que me acabo de dar cuenta de que hoy también conoceremos al nuevo Secretario General del PSOE, así que estas quesadillas también os pueden seguir para pasar el trago.

Ingredientes (para dos quesadillas):
  • 4 tortillas de trigo
  • 1 aguacate maduro
  • c/s de zumo de lima
  • c/s de sal
  • c/s de tabasco
  • 1 tomate grande
  • c/s de cilantro fresco
  • 4puñados de queso emmental rallado

Elaboración:
  • Para empezar abrimos el aguacate por la mitad, retiramos el hueso y con ayuda de una cuchara sacamos la carne.
  • Aliñamos al gusto con zumo de lima, sal y tabasco y aplastamos la carne con ayuda de un tenedor hasta obtener la textura deseada.
  • Extendemos esta crema sobre dos de las tortillas de trigo con ayuda de un cuchillo.
  • Pelamos un tomate, lo picamos en cuadraditos y lo repartimos por encima de la crema de aguacate.
  • Picamos el cilantro fresco y lo añadimos por encima.
  • Rematamos con el queso emmental rallado.
  • Tapamos con las otras dos tortillas de trigo, presionamos un poco y las ponemos a tostar a fuego medio, en una sartén antiadherente y bien caliente. Yo pongo la tapa a la sartén para que ayude a fundir el queso.
  • Tostamos unos 5 minutos por cada lado, teniendo cuidado de que cojan color pero no se quemen.
  • Cortamos las quesadillas y ya las tenemos listas para servir y disfrutar. (Yo las acompaño con salsa de chipotle ahumado, pero vosotros podéis hacerlo con lo que más os guste).


domingo, 7 de mayo de 2017

Rocas de pan, aceite de oliva, chocolate y un toque de sal (Para madres y no madres)

Es curioso, pero las mujeres nos pasemos casi toda nuestra vida fértil aguantando que los demás opinen sobre nuestra fertilidad. Primero, cuando somos adolescentes o jovencitas no paramos de escuchar "ten cuidado, no te vayas a quedar embarazada. Sería arruinarte la vida, tienes que estudiar, desarrollar una carrera, labrarte un futuro. Si te hacen un bombo el problema es tuyo, el chaval de desentiende". Y según vamos cumpliendo años nos toca oír eso de " ¿y los niños para cuándo? ¿Y no te quedas embarazada, que ya toca? ¿Es más importante tu carrera que tener un hijo? ¿Qué va a llenar tu vida más que eso?" Lo curioso es que en esta época lo de la reproducción tampoco debe ser problema de los hombres, porque a ellos nunca se les acosa con la pregunta de cuándo van a ser padres.

Tengo la firme convicción de que la capacidad anatómica y biología de una mujer para ser madre no significa que tenga la obligación de serlo. Tener, o no, es una decisión muy personal que cada mujer y cada una debería poder tomarla en libertad. Desde luego yo tengo la absoluta convicción de que decidir no reproducirse no le hace a una menos mujer, ni va a estar por ello menos realizada. Del mismo modo que decidir no tener un hijo no te convierte necesariamente en una trabajadora de éxito con una carrera muy brillante. Aunque no se puede negar que la maternidad se lo pone más difícil a las mujeres en el campo laboral; mientras que un hombre con hijos se ve como un trabajador fiel a la empresa que luchará por seguir alimentando a su familia, una trabajadora con hijos es considerada un problema, alguien que abandonará el puesto de trabajo en el momento en el que uno de sus retoños tenga el más mínimo problema.

Yo no quiero ser madre, y esa decisión no tiene que ver sólo con las ganas de desarrollar una carrera profesional. Tienen que ver con que un hijo es para toda la vida, no se aceptan devoluciones. Un hijo es para quererlo, criarlo, educarlo. Para mí eso significa que tienes que pasar tiempo con él, ni vale dejarle en la guardería o el cole de buena mañana y llenar sus tardes con actividades extraescolares para recogerle a la hora de la cena. O encargar a tus padres que se ocupen del niño todo el día, porque es tu hijo, no el suyo. Para mí eso significa que tienes que decirle "no" al niño y ponerle límites, la que manda eres tú, no ellos. Para mí eso significa que tu vida pasa a un segundo plano, porque la vida que de verdad importa es la de tu hijo; se acabaron las noches de fiesta, los vermús de domingo eternos, o esos ratos para hacer lo que a ti te dé la real gana. Para algunos puede resultar egoísta, pero yo creo que no lo es más que tener un hijo por dejar algo tuyo en este mundo o tener a alguien que te cuide en un futuro.

Quienes no sois mujeres en edad fértil sin descendencia no os podéis hacer a la idea de la presión social que hay para que te conviertas en madre, y una no puede traer niños a este mundo simplemente porque la gente espere que haya un recambio generacional que asegure sus pensiones o porque la ilusión de la vida de tu padre sea convertirse en abuelo. Una mujer tiene que ser madre porque está convencida de que quiere serlo. Y de que está preparada para serlo; yo soy de la firme opinión de que para ser padres biológicos habría que pasar las mismas pruebas que para ser padres adoptivos. Porque no nos engañemos, no todo el mundo está capacitado para ser padre. No hay más que sentarse en una terraza en la que haya niños para comprobarlo.

Pues bien, para todas esa mujeres que han decidido no ser madres va dedicada la receta de hoy. Porque ellas también se merecen un homenaje, una normalización de su situación y un dulce. Así que ahí van unas rocas de pan, aceite y chocolate, con un toque de sal Maldon. Un recuerdo de esas meriendas de toda la vida para tomar en un par de bocados. Pero claro, soy consciente de que aquellas que hemos decidido no ser madre también hemos salido del vientre de una mujer, así que tampoco pasa nada si hacemos estas rocas y decidimos regalarles unas cuantas a mamá, que al fin y al cabo ella nos lo dio todo en la vida.

Lo más difícil de estas rocas es atemperar el chocolate. Tenemos que conseguir que alcance una temperatura de unos 50ºC, después tendremos que rebajarla a unos 28ºC, y volver a subirla hasta los 31ºC, que es la temperatura a la que los cristales de la manteca de cacao se estabilizan al mismo tiempo, aportando brillo y crujiente al chocolate. Es importante atemperar el chocolate de manera rápida, así que lo movemos por la encimara de la cocina (¡bien limpia!) con ayuda de una espátula. Este es un paso profesional, para que los bombones queden perfectos, si no lo hacéis lo único que pasará es que vuestras rocas quedarán mates y más quebradizas, pero también darán el pego (siempre y cuando no añadáis el chocolate demasiado caliente), aunque yo os recomiendo atemperar, que tampoco es tan. Vamos, que hacer unas rocas en casa es pan comido.

Ingredientes:
  • 300 g de chocolate negro
  • 200 g de pan (yo he utilizado uno de centeno y cerveza)
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal Maldon

Elaboración:
  • Empezamos preparando el pan. Para ello lo cortamos en cuadraditos pequeños y los rociamos bien, procurando que queden bien empapados, con aceite de oliva virgen extra.
  • Horneamos nuestros panecillos a 180ºC hasta que estén bien dorados. (Tened cuidado y removerlos de vez en cuando, porque se queman con facilidad).
  • Sacamos los cuadraditos de pan del horno y los dejamos enfriar.
  • Mientras, derretimos el chocolate y lo atemperamos. Recordad, tiene que alcanzar una temperatura de unos 50ºC, después tendremos que rebajarla a unos 28ºC, y volver a subirla hasta los 31ºC.
  • Cuando tengamos el chocolate listo incorporamos los trocitos de pan con aceite y mezclamos bien.
  • Damos forma a nuestras rocas con ayuda de una cuchara medidora dos cucharas de postre (para que tengan todas más o menos el mismo tamaño) y las ponemos sobe una bamndeja de horno forrada con papel vegetal.
  • Terminamos añadiendo un poco de sal Maldon por encima.
  • Sólo nos queda dejar que las rocas sequen completamente antes de poder comerlas. (O de envolverlas bonito para regalárselas a mamá).