domingo, 30 de abril de 2017

Magdalenas de limón y nata

Las magdalenas son un clásico de los desayunos, así que las podemos encontrar en infinitas versiones. Las que os proponemos hoy son de limón y nata, cargadas de lactosa, gluten, huevo y no aptas para veganos. Lo que viene siendo repostería de toda la vida, vamos. O casi, porque antes la leche era leche y cuando te la servían bien calentita se formaba una capa de nata por encima. A mí me daba mucho asco y la retiraba, por supuesto, pero en un tiempo no muy lejano las abuelas las retiraban, las guardaban y después las utilizaban para hacer bizcochos, galletas y magdalenas. Pero hoy la leche no es leche, ni siquiera la entera hace esas natas.

Tranquilos, que en la vida moderna hay solución para todo. Basta con incorporar a la masa de nuestras magdalenas nata, de la de montar, y listo. Porque sí, la nata de la leche no ha desaparecido por arte de magia. La nata de la leche es retirada de forma industrial y va a parar ahí, a ese brik de nata para montar (o para cocinar) que encontramos en el supermercado. Sí, queridos, la nata se retira de la leche, toda, y luego se vuelve a añadir en diferentes cantidades dependiendo de si se quiere hacer leche entera (que no es "entera"), semidesnatada o desnatada. Así de compleja (y sin sentido) es la vida moderna.

Hacer estas magdalenas no tiene ningún tipo de complicación ni truco. Sólo hay que estar atentos a las temperaturas del horno, que son importantes para que la magdalena nos quede tierna y esponjosa por dentro, con una ligera capita crujiente por fuera y con un copete hermoso. Sí, ¡viva el copete grande en las magdalenas! ¡Muerte a esas casi planas que nos venden con un rosetón de crema de queso, azúcar y colorante bajo el nombre de cupcakes! Y si no tenéis limón en casa (algo que me parece casi imposible) no os preocupéis, podéis sustituirlo por naranja, semillas de vainilla o trocitos de fruta. Encended el horno, que las posibilidades son infinitas.

Ingredientes:
  • 250 g de azúcar
  • La ralladura de 1 limón
  • 3 huevos
  • 125 g de nata para montar (35% M.G)
  • 75 g de aceite de oliva virgen extra
  • 250 g de harina de repostería
  • 12 g de levadura química (tipo Royal)


Elaboración:
  • Para empezar ponemos el azúcar y la ralladura de limón en un cuenco y mezclamos bien para que la ralladura libere todos sus aceites y aromas.
  • A continuación añadimos los huevos y batimos bien, hasta conseguir que blanquee y aumente de volumen.
  • Agregamos la nata y el aceite y volvemos a batir.
  • Tamizamos la harina y la levadura y lo incorporamos a la mezcla anterior. Volvemos a batir todo, pero sólo hasta que los ingredientes estén bien integrados. 
  • Llenamos unas cápsulas para magdalenas casi hasta el borde con nuestra masa (yo, además, meto las cápsulas en un molde de los de metal, para asegurarme de que suben de forma regular durante la cocción) y reservamos en el frigorífico durante unos 20 minutos (lo que también ayudará a que nos quede un copete bonito en la magdalena).
  • Sacamos nuestras magdalenas de la nevera y ponemos un poco de azúcar sobre ellas y las metemos en el horno precalentado a 250ºC. OJO, nada más meterlas tenemos que bajar la temperatura a 220ºC y hornearlas durante 10 minutos. Pasado ese tiempo bajamos la temperatura del horno a 200ºC  y las dejamos unos 5 minutos más.
  • Listo, sólo nos queda dejar que enfríen completamente y disfrutar.

domingo, 23 de abril de 2017

Palitos de aceitunas, hierbas y parmesano

Creedme, pocas cosas más satisfactorias en la cocina que sacar una hogaza recién hecha del horno. Y antes de que llegue ese instante de felicidad máxima, la alegría se va apoderando de vosotros, según el olor a pan cocido se va extendiendo por toda la casa. Puede parecer exagerado, pero os aseguro que es así. Y si no me creéis no tenéis más que hacer vuestro propio pan en casa.

En este blog a os hemos enseñado cómo hacer masa madre, el típico pan blancode molde casero, un pan rapidísimo sin apenas trabajo, uno hueco con el que quedar como un auténtico cocinillas o una hogaza con el sutil aroma y sabor del centeno y la cerveza. Pero el pan no tiene por qué usarse sólo para acompañar la comida, hacer tostadas para el desayuno o un bocata perfecto. El pan puede ser una comida en sí mismo, o al menos un aperitivo. Y eso es lo que os proponemos hoy.

Unos palitos de pan crujiente por fuera y tierno por dentro, con el sabor de las aceitunas, un toque de queso parmesano y el olor de las finas hierbas. Eso, por explicarlo sencillanente, porque si nos ponemos cursis os diría que encontramos todo el sabor del Mediterráneo en un solo bocado. Perfectos para picar entre horas o para mojar en aceite. Preparad el horno, que empezamos. 

Ingredientes:
  • 5 g de levadura fresca
  • 250 g de harina panificable
  • 5 g de sal
  • 175 g de agua
  • 100 g de aceitunas Kalamata
  • 50 g de queso parmesano
  • c.s de hierbas provenzales (o una mezcla de tomillo, romero, albahaca y orégano)

Elaboración:
  • Ponemos la harina en un bol y deshacemos la levadura en ella, frotando entre los dedos de las manos, como si quisiéramos reducirla a migas. Mezclamos bien.
  • Añadimos el agua y la sal y amasamos hasta obtener una masa fina y homogénea. Si no estáis de amasar demasiado, o no tenéis una máquina con la que hacerlo, no os asustéis. Sólo tenemos que enharinamos ligeramente las manos y, con la masa dentro del bol, estiramos una porción de masa hacia arriba y la doblamos hacia el cetro. Giramos un poquito el bol y repetimos el mismo movimiento unas 8 veces. Damos la vuelta a la masa dentro del recipiente, dejamos reposar unos 10 minutos. Luego, repetimos este mismo proceso 4 veces.
  • Cuando ya la tengamos amasada formamos una bola lo más prieta posible, la metemos en un bol ligeramente aceitado y la dejamos levar aproximadamente una hora, hasta que haya doblado su volumen.


  • Podemos aprovechar ese tiempo para deshuesar las aceitunas kalamata y partirlas en tres trozos, rallar el parmesano y mezclarlo con las hierbas.
  • Cuando la masa ya haya levado la ponemos en la superficie de trabajo ligeramente enharinada y, con la mano, la vamos aplanando hasta formar un rectángulo de unos dos centímetros de grosor.
  • Echamos por encima las aceitunas, el parmesano rallado y las hierbas provenzales y presionamos ligeramente con las manos.
  • Doblamos un tercio de la masa sobre el centro y presionamos ligeramente con las yemas de los dedos.
  • A continuación doblamos el extremos opuesto por encima de la masa y volvemos a presionar para introducir bien las aceitunas en la masa.
  • Cortamos la masa en sentido horizontal, hasta formar palitos de un centímetro de anchura, que cortaremos por la mitad.
  • Enharinamos ligeramente la superficie de trabajo, retorcemos cada palito y lo hacemos rodar sobre la superficie de trabajo, hasta que tengan la misma longitud que nuestra bandeja de hornear (tienen que quedar un poco retorcidos).
  • Colocamos nuestros palitos sobre una bandeja forrada con papel de hornear, dejando espacio entre ellos. Tapamos la bandeja con un paño y dejamos levar unos 30 minutos.
  • Pasado ese tiempo cocemos nuestros palitos en el horno precalentado a 250ºC, durante unos 10-12 minutos, o hasta que adquieran un color marrón dorado. No olvidéis echar tres o cuatro cubitos de hielo en el suelo del horno para generar vapor y ayudar a formar la corteza de nuestro pan. Pasado ese tiempo sacamos nuestros palitos del horno.
  • Sólo nos queda poner los palitos sobre una rejilla y dejarlos enfriar completamente antes de comerlos.
         

domingo, 16 de abril de 2017

Banana Loaf (O el pan de plátano que no deja de ser un bizcocho)

En el mundo en que vivimos el marketing es una poderosa herramienta de ventas y parece que decir "banana loaf" vende más que decir "bizcocho de plátano". Porque por mucho que los estadounidenses se empeñen en llamarlo hogaza o pan de plátano, la receta que traemos hoy no deja de ser un bizcocho de plátano, Con su pizca de canela y su montón de pepitas de chocolate. Sabroso y jugoso, eso sí. Con origen en el principio del S.XX es el bizcocho de desayuno más típico de Estados Unidos, donde lo podemos encontrar en mil versiones: con harina integral, con mantequilla de cacahuete, con frutos secos... Hoy os proponemos hacer la versión más clásica, la de toda la vida. O una de las de toda la vida, porque seguro que si me lee una abuelita de Ohio tiene alguna corrección que hacerme.

Un Banana Loaf (o Banana Bread), no deja de ser, en todo caso, un bizcocho de aprovechamiento. La manera perfecta de dar salida a esos plátanos que ya están demasiado maduros como para comerlos de postre. Una manera sencilla de conseguir que los niños coman fruta. Fruta acompañada de chocolate y azúcar, sí, pero a nadie le amarga un dulce, ¿no? Además, seguro que a esos niños que les cuesta tanto desayunar antes de ir al colegio se les hace así un poquito más fácil.

Con las cantidades que os doy os saldrá un bizcocho más o menos grande, yo he utilizado un molde de 30 centímetros de largo por unos 11 de ancho. Si sois pocos en casa, uno o dos, no es necesario que dividáis las cantidades de los ingredientes por la mitad; otra gran ventaja de este bizcocho es que dura mucho fresco y jugoso, hasta una semana si lo envolvemos bien en film transparente, así que no es necesario que os deis un atracón el primer día para que no se os pase. Así que ya sabéis, no hay excusa para no prepararlo en casa, Vamos a ello.

Ingredientes:
  • 225g de harina de repostería
  • 1 cucharadita de levadura en polvo (tipo Royal)
  • ½ cucharadita de bicarbonato sódico
  • 1 cucharadita de canela
  • 100ml de aceite de oliva
  • 75g de azúcar blanco
  • 75g de azúcar moreno
  • 2 huevos
  • 3 plátanos maduros
  • Gotitas de chocolate negro (las que consideréis necesarias)

Elaboración:
  • Empezamos por tamizar en un bol la harina con la levadura, bicarbonato y canela. Reservamos.
  • En otro bol batimos los dos azúcares con el aceite.
  • A continuación añadimos los dos huevos y batimos bien.
  • Incorporamos la mezcla de harina, levadura, bicarbonato y canela y batimos hasta conseguir una masa un poco densa, homogénea y sin grumos.
  • Llegó el momento de añadir los plátanos machacados y batimos lo justo para que quede incorporado a la masa.
  • Echamos las gotitas de chocolate negro y volvemos a batir, sólo hasta que queden bien repartidas por la masa.
  • Echamos nuestra mezcla en un molde de plum cake (de los rectangulares), previamente engrasado, añadimos unas cuantas gotas más de chocolate negro por encima y cocemos en el horno precalentado, a 180ºC, durante unos 35 minutos.
  • Cuando nuestro banana loaf esté listo lo sacamos del horno, lo dejamos entibiar y lo ponemos sobre una rejilla para que se enfríe completamente.
  • Sólo nos queda servir y disfrutar.