domingo, 31 de julio de 2016

Chocolate especiado y frío


En verano apetecen cosas fresquitas. Hasta ahí todos de acuerdo. Pero también somos golosos y nos gusta mojar en un buen chocolate. Pues bien, señores, el chocolate no es sólo para el invierno, como los helados no son sólo para el verano.

Seguro que muchos de vosotros os habéis sentado en una terraza y habéis pedido un Cacaolat, sobre todo sí ibais con niños y era la hora de la merienda. Aunque no os engañemos, a nosotros también nos gusta darnos este tipo de capricho de vez en cuando, así que hoy os propongo una versión un poco más adulta de este batido.

Y digo un poco más adulto simplemente porque nos vamos a olvidar de esos cacaos en polvo e instantáneo que se veden en todos los supermercados y vamos a utilizar un buen chocolate negro. Y porque, además vamos a aromatizar la leche y la nata que utilizaremos para nuestro batido con unas cuantas especias. Tranquilos, las vamos a usar en poca cantidad, lo justo para dar un toque de sabor. Venga, nos ponemos a ello.

Ingredientes:
  • 500 g de leche
  • 125 g de nata 35% M.G
  • 50 g de azúcar
  • Medio palo de canela
  • 2 bolitas de pimienta negra
  • 4 bolitas de cilantro
  • 1 vaina de cardamomo
  • Un trocito de jengibre fresco (como del tamaño de una uña)
  • 90 g de chocolate negro

Elaboración:
  • Empezamos poniendo la leche, la nata, el azúcar y las especias en un cazo y lo llevamos a ebullición, sin dejar de revolver, para aseguraros de que el azúcar queda bien disuelto.

  • Retiramos del fuego y dejamos enfriar completamete. Lo ideal sería que dejáramos infusionar las especias en la leche de un día para otro, pero si no podéis, con un par de horas basta.
  • Pasado el tiempo de infusión volvemos a poner la mezcla de nata, leche y especias al fuego, y cuando esté caliente añadimos el chocolate y revolvemos bien, hasta que esté totalmente disuelto.
  • Apartamos el chocolate del fuego, lo dejamos templar y lo metemos en la nevera, hasta que esté bien frío.
  • Ya sólo nos queda colar las especias, servir y disfrutar.

domingo, 24 de julio de 2016

Croquetas de chipirones en su tinta


Dices que no tienes hambre, pero te ponen un plato de croquetas delante y no puedes evitar comer una. O dos. Juras que como las croquetas de tu madre ningunas, pero las ves en una carta y no puedes evitar pedirlas. Hasta comemos las croquetas que se veden congeladas en el supermercado, y no nos disgustan, oye. Por no decir que nos gustan. Y es que las croquetas han pasado de ser un plato de aprovechamiento a un bocado gourmet.

Una croqueta puede ir rellena de casi cualquier cosa, desde las más tradicionales de jamó o bacalao, hasta las dulces pasando por las más exóticas de chorizo y plátano (lo juro, las he probado y están buenas). Así que entre todos los rellenos que podíamos elegir hoy os proponemos unas croquetas de chipirones en su tinta. Podéis aprovechar las sobras de una comida de domingo para elaborarlas, pero aquí encontraréis la receta completa, con su guisito de chipirones, que luego mezclaremos con una buena bechamel.

Estoy recordando ahora que una de las últimas veces que fui a Madrid entré con mi amiga María, que es intolerante a la lactosa, a un sitio donde casi sólo servían croquetas y humus. A la tercera croqueta ella ya estaba a morir. ¿Veis como nadie se puede resistir a una croqueta? Si sois intolerantes a la lactosa no os preocupéis, próximamente subiré entrada en la que os cotaré cómo hacer unas croquetas sin lactosa, llenas de sabor y sin utilizar ni bebidas vegetales ni leches de esas sin lactosa. ¿Cómo? Habrá que esperar. Jajaja. De momento vamos con esta receta de croquetas de chipirones en su tinta.

Ingredientes para el guiso de chipirones:
  • 150 g de chipirones limpios y troceados
  • 4 sobres de tinta de calamar
  • Un chorretón de vino blanco
  • Media cebolla muy, muy picada (yo la trituro con la batidora)
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta

Ingredientes para la masa de croquetas:
  • 50 g de mantequilla 
  • 100 g de harina 
  • 500 g de leche 
  • Sal
  • Pimienta
  • Nuez moscada
  • Harina para empanar
  • Pan rallado para empanar
  • Huevo para empanar
  • Aceite para freír

Elaboración del guiso de chipirones:
  • Para empezar, tenemos que picar muy bien la cebolla y ponerla, con un poco de aceite, a dorarla a fuego lento.
  • Cuando tengamos la cebolla lista añadimos los chipirones troceados, salpimentamos y dejamos que se hagan un poco, que empiecen a estar blancos.
  • Añadimos la tinta de calamar y el chorretón de vio blanco y dejamos que el alcohol de evapore y se guise todo junto. Reservamos .


Elaboración de las croquetas:
  • Echamos la mantequilla en una olla y dejamos que se derrita. Incorporamos la harina, y la cocinamos sin dejar de revolver durante unos minutos, hasta que esté dorada. (Este paso es muy importante para evitar que nuestras croquetas tengan luego sabor a harina cruda).
  • Añadimos entonces la leche, un poco de sal, un poco de pimienta, un poco de nuez moscada rallada y le damos vueltas con las varillas hasta que consigamos una bechamel lisa y sin grumos. (Si tiene grumos tampoco es un drama, la pasamos por la batidora y listo. Por cierto, la cantidad de leche es orientativa, depende de la consistencia que queráis en vuestra bechamel. Que no os quede como cemento armado, pero tampoco tan fina que no la podáis trabajar).
  • Cuando nuestra bechamel tenga la consistencia deseada añadimos el guiso de chipirones en su tinta removemos y dejamos cocer todo junto durante unos cinco minutos de minutos.
  • Echamos la masa en un recipiente en el que nos quede un poco extendida y dejamos enfriar completamente. (De un día para otro sería lo ideal, pero si no tenéis tiempo, con que esté totalmente fría, basta).
  • Cuando la masa esté fría cogemos porciones de la masa y les damos forma con dos cucharitas de postre o con las manos, lo que nos resulte más fácil. Cuando tengan la forma deseada, las pasamos por harina, huevo bien batido (es importante que esté perfectamente batido, sin grumos de clara) y pan rallado.
  • Ya sólo nos queda freírlas en abundante aceite caliente y disfrutarlas. (Si queréis algunos consejos para que la fritura de vuestras croquetas sea perfecta podéis mirarlos en la entrada de las croquetas de gambas).
Conservación:
  • Podemos congelar las croquetas, una vez formadas y empanadas, perfectamente. 
  • Antes de guardarlas en una bolsa o un tupper congelarlas en una fuente, sin que se toquen entre sí, para que no pierdan la forma.


domingo, 17 de julio de 2016

Helado de leche merengada



Seguro que si seguís este blog con cierta regularidad os habréis dado cuenta de que me encantan los lácteos. En lácteos, por supuesto, incluyo los helados, ¿así que puede haber algo mejor que un helado de leche merengada? Hombre, algo habrá, pero seguro que es difícil encontrarlo.

Seguro que a todos os suena la leche merengada de la famosa canción de la vaca lechera, pero puede que no la hayáis probado en la vida. Yo, como muchas otras cosas, no la había tomado nunca asta que llegué a Madrid a estudiar la carrera. Fue una tarde abrasadora de agosto, mi primer verano de prácticas, en una cita fallida, de la que lo mejor que saqué fue el descubrimiento de esta bebida. Por lo visto era una de las bebidas más populares en los cafés de Madrid a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX (ya se menciona en la novela Fortunata y Jacinta, ese libro de Benito Pérez Galdós al que algunos tendréis rabia porque era lectura obligatoria en el colegio), y parece que la tradición aún se mantiene en los veranos de la Villa.

Si sois de los que sentís repelús sólo de pensar en el sabor de la leche, no dejéis de leer. La leche merengada no sabe a leche, es más recuerda bastante al arroz con leche. Tampoco es de extrañar, ya que se aromatiza con canela y piel de limón. Y el añadirle el merengue le da una textura muy especial, medio líquida, medio “nieve”, que la hace muy agradable y refrescante cuando hace calor. Nosotros vamos a ir un poco más allá y la vamos a convertir en helado. Y, por cierto, os recuerdo que los helados no son sólo para el verano; podemos (¡y debemos!) disfrutarlos durante todo el año, sobre todo si los hacemos nosotros en casa con nuestras propias manitas.

Ingredientes:
  • 1 litro de leche
  • 200 g de azúcar (100 g para la leche y 1500 g para el merengue)
  • 1 corteza de limón
  • 1 rama de canela
  • 3 claras de huevo

Elaboración:
  • Para empezar hervimos la leche con la corteza de limón (tened cuidado de no añadir la parte blanca, que amarga) y la rama de canela unos cinco minutos (unos cinco minutos a partir de que rompa a hervir, eh).
  • Pasado ese tiempo apagamos el fuego, añadimos el azúcar (100 gramos), removemos bien para que se disuelva, tapamos y dejamos enfriar por completo
  • Cuando la leche esté completamente fría la metemos en la nevera por lo menos durante 3 horas. 
  • Tras ese reposo en nevera montamos las claras a punto de nieve y, cuando empiece a coger cuerpo, vamos añadiendo el azúcar para hacer un merengue. 
  • Cuando el merengue esté bien duro llega lo más difícil; mezclarlo con la leche fría (coladla, no añadáis la corteza de limón y la caela), con movimientos envolventesy de arriba a abajo, hasta tener una mezcla homogénea.  
  • Ya tenemos lista la leche merengada, pero como lo que nosotros queremos es helado, no una bebida, la dejamos enfriar al menos otra hora en la nevera. 
  • Tras ese tiempo metemos la leche merengada en la heladera y mantecamos hasta que tenga una consistencia cremosa. 
  • Pasamos la mezcla a un recipiente que cierre bien y lo dejamos en el congelador al menos una noche. (Si no tenéis heladera no pasa nada. Sólo tenéis que meter la leche merengada bien fría en el congelador , e ir sacándola cada media hora para batirla con una batidora o un tenedor, hasta que alcance la consistencia de helado).
  • Ya tenemos helado de leche merengada. Sólo nos queda servirlo con un poco de canela en polvo o entre dos galletas Napolitanas, como he heco yo.