domingo, 8 de febrero de 2015

Arroz con leche

 

Cada maestrillo tiene su librillo, y con el arroz con leche no iba a ser diferente. Esta es mi receta, no la de vuestras madres o abuelas. Ni siquiera es la receta de mi padre, un señor vasco que cocina de lujo y que a veces tiene que ver cómo traiciono sus recetas. Seguro que esos arroces con leche familiares están más ricos que el mío, pero esta es la que me gusta a mí, entre otras cosas porque no queda tan espeso y cremoso como otros. Yo lo prefiero más líquido.

También tengo que decir que este no es mi postre favorito y lo como muy de vez en cundo, pero viviendo en Asturias es imposible no encontrárselo en la carta de todos los menús del día y restaurantes de postín. Hay quien incluso lo ha convertido en una de las piedras angulares sobre la que gira su negocio, y aunque yo no aspiro a tanto sí os aseguro que con esta receta os saldrá, sin demasiado esfuerzo, un arroz con leche muy digno.

Por cierto, yo no le añado anís, pero mucha gente lo añade un poco antes de acabarla cocción. Mi padre, por ejemplo, pasa del anís y añade un chorrito de brandy, que le gusta más, pero yo tampoco lo pongo. Probad, haced vuestras propias combinaciones y contadme cuál ha sido el resultado.

Ingredientes:
  • 1 litro y medio de leche entera
  • 125 g de arroz redondo
  • 150 g de azúcar
  • 125 g de agua
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 25 g de mantequilla
  • Cascara de limón y de naranja
  • 1 rama de canela

 Elaboración:
  • En una olla grande ponemos a calentar la leche con la canela y las pieles de naranja y limón.
  • En otra olla ponemos a calentar el agua y cuando hierva añadimos el arroz y removemos bien. 
  • Justo después de remover añadimos el arroz, junto con el agua que quede en ella, a la olla de leche caliente, añadimos la sal y la mantequilla y volvemos a remover.
  • Ponemos a fuego medio-bajo, de forma que la leche no llegue a hervir nunca y cocemos durante una hora y media o dos, dependiendo de lo espeso o líquido que nos guste.Tendremos que revolver de vez en cuando para que no se nos pegue.
  • Cuando esté un poco menos espeso de lo que nos gustaría comerlo añadimos el azúcar, removemos bien y dejamos cocer un minuto más. (Hay que tener en cuenta que cuando el arroz con leche se se enfríe espesará un poco más).
  • Dejamos enfriar (aunque hay quien prefiere comerlo templado) y servimos con azúcar requemado por encima o canela. (A mi hermano también le gusta con una galleta maría encima, pero a mí me da mucho asco esa cosa tan húmeda...)

domingo, 1 de febrero de 2015

Gildas


Desde la televisión, los periódicos y las emisoras de radio nos bombardean con noticias sobre el mal tiempo. "Bajarán las temperaturas", "las lluvias azotarán todo el norte peninsular", "posibilidad de tormentas de granizo", "la cota de nieve desciende hasta 300 metros"... La noticia del siglo. Sobre todo si tenemos en cuenta que estamos en el mes de enero. Aquí me siento a esperar a que en agosto me cuenten que en Sevilla las temperaturas alcanzan los 40ºC. Y la gente horrorizada y encerrada en casa, diciendo "nunca hizo tanto frío, nunca llovió de esta manera". Lo mismo que decían el año pasado por estas fechas, vamos.

A mí me gusta la lluvia. A mí me gusta el frío. A mí me gusta el invierno. Pero la gente es tan rancia (dicho con todo el cariño del mundo), que estos días se niega a salir de vermú y se queda en casa. Pues nada, nos toca montar el aperitivo en el calor del hogar. Y eso es lo que os propongo hoy con la receta más sencilla del mundo; la de las gildas.

Aceituna, anchoa y piparra. Puede que la gilda se inventara en el bar Casa Vallés de Donosti hace casi setenta años, pero fue pasando la AP-8 donde logró de verdad fama. No hay en El Botxo barra ni bar que se precie en el que esta banderilla no reine, e incluso el periodista gastronómico donostiarra Pedro Martín llegó a afirmar, después de probar las del Portu Berria, que las mejores gildas del mundo están en Bilbao.

Salada, verde y un poco picante, la Gilda tomó su nombre de esa mítica señora que escandalizó (y enamoró) a medio mundo con solo quitarse un guante. Aceituna, anchoa y piparra. Tres ingredientes, que tienen que ser de muy buena calidad, atravesados por un palillo. No hace falta nada más para conseguir el bocado perfecto. Y es que la gilda crea adicción, no se puede comer una sola.


Ingredientes:
  • Aceitunas
  • Anchoas
  • Piparras (guindillas creo que las llamáis los que no sois vascos)


Elaboración:
  • Primero, quitamod el rabo y la coronita de la piparra (o guindilla) y reservamos. 
  • Insertamos una aceituna en el palillo.
  • Pinchamos la piparra en el palillo.
  • Cogemos una anchoa, la doblamos, la colocamos con el lomo bonito hacia arriba y la insertamos en el palillo. 
  • Terminamos con otra aceituna.