domingo, 26 de enero de 2014

Flan de huevo. Casero y facilísimo


Hoy es el cumpleaños de mi padre y, como no es ni de tartas ni de pasteles, he decidido hacerle un flan, uno de sus postres favoritos.

La verdad es que no acabo de entender que la gente compre los flanes que están en las estanterías de yogures de los supermercados. No saben a nada. O al menos no saben a flan. Tampoco comprendo lo de esos polvos para hacer flan; hacerlo en casa desde cero nos lleva casi el mismo tiempo y esfuerzo, y el resultado es mucho mejor.

Porque hoy hablamos de una receta que hasta un mono podría hacer sin ninguna dificultad, consiguiendo siempre un resultado perfecto. Sencillamente es imposible hacerlo mal. Hoy preparamos un flan casero y facilísimo. No tardamos mas de ochenta minutos y, de ese tiempo, una hora es de horno...

Ingredientes para el caramelo:

  • 6 cucharadas de azúcar
  • 2 cucharadas de agua

Ingredientes para el flan:

  • 6 huevos XL
  • 1 litro de leche entera (Sí, tiene que ser entera. Y de vaca. Este flan no va ni con dietas ni con el movimiento vegano...)
  • 12 cucharadas de azúcar (Rasas, no a rebosar) 

Elaboración del flan:

  • Lo primero es preparar el caramelo. Ponemos en una sartén las seis cucharadas de azúcar y las dos de agua y cocinamos, sin tocar ni remover, hasta que el caramelo tenga un color oscuro. Ojo, oscuro, no quemado. Que luego, en lugar de endulzar, amargaría.
  • Echamos el caramelo en una flanera y lo extendiéndolo bien por los bordes.
  • Mientras se enfría el caramelo aprovechamos para encender el horno a 200ºC. Y para batir en un bol los huevos, el azúcar y la leche.
  • Vertemos la mezcla en la flanera y la metemos en el horno precalentado, al baño María, durante una hora más o menos. Como siempre, el tiempo exacto va a depender de vuestro horno. Cuando lo pinchéis con un cuchillo y salga limpio, el flan está hecho.
  • Sólo nos queda dejarlo enfriar a temperatura ambiente, antes de meter la flanera en la nevera.  

 

Consejo útil:

  • El flan está mucho más rico fresquito y de un día para otro. Así que sed pacientes y aguantad las ganas de probarlo...




sábado, 18 de enero de 2014

Pastéis de Belém. O pasteles de Belém, que diríamos todos...

Lisboa es una ciudad increíble. A la altura de cualquier capital europea y, para mí, muy por encima de otras con mucha fama, como Berlín o París. Lisboa mezcla los azulejos de su pasado colonial con los cristales de los edificios que miran hacia el futuro, sin que la esencia de lo que siempre fue un pueblo (en el mejor sentido de la palabra), grande y acogedor, se pierda entre sus escaleras, cuestas y tranvías. Como diría Loquillo, Lisboa era el paso hacia la eternidad...

A Lisboa se puede ir a disfrutar de la cultura y de una ciudad con historia y encanto. A leer a Pessoa en el café A Brasileira o disfrutar del fado en la Alfama. A salir por las discotecas de moda en las Docas o, simplemente, a disfrutar de unos pastéis de Belém mientras miras al Tajo. 

Lisboa está a un paso de España, y es relativamente barata, pero por desgracia no podemos plantarnos allí siempre que queramos. Así que para viajar a Lisboa sin salir de casa, os propongo preparar ese dulce típico de la ciudad; los pasteles de Belém. O al menos algo que se le parece bastante...

 Ingredientes para la base:
  • Una plancha de hojaldre. Si la habéis hecho vosotros mismos, ¡felicidades, ya podéis apuntaros a MasterChef! Para los demás mortales vale una que hayáis comprado congelada. La de Lidl da muy bien el pego. (Sí, mucho mejor que la que compráis en Mercadona...)

Ingredientes para el almíbar:
  • 200 gr de azúcar
  • 100 gr de agua
  • Una rama de canela
  • La piel de un de limón (sólo la parte amarilla, que la blanca amarga)

Ingredientes para el relleno: 
  • El almíbar (que habremos hecho antes)
  • 170 ml de leche entera
  • 15 gr de harina
  • 10 gr de maizena
  • 3 yemas de huevo (de huevos medianos), batidas ligeramente y coladas

Lo primero de todo:
  • Estiramos un poco la plancha de hojaldre y formamos un rulo con ella. La cortamos en 12 discos lo más iguales posibles y rellenamos los moldes previamente enharinados. Yo utilizo esos moldes para 12 magdalenas de Ikea, pero si no tenéis nada parecido podéis usar los moldes individuales de aluminio que venden para flanes. 
  • Hay que dejar la masa lo más fina posible, a poder ser con el borde un poquito más gordo (sí, no sólo hay que cubrir el culo del molde, también las paredes). 
  • Cuando los tengamos listos los reservamos en la nevera.

Elaboración del almíbar:
  • Ponemos el azúcar, el agua, la rama de canela y la piel de limón en un cazo. Removemos y lo ponemos a fuego lento. (Revolved ahora todo lo que queráis, porque en cuento lo pongamos al fuego NO se toca).
  • Una vez entra en ebullición, retiramos el almíbar del fuego y dejamos enfriar. (Podéis colarlo ahora, pero a mí me da la sensación de que si se retira el limón y la canela justo antes de utilizar, el resultado tiene más sabor).

Elaboración del relleno:
  • Disolvemos la harina y la maizena en un poco de leche, removiendo bien para que no quede ni un grumo. Reservamos. 
  • Ponemos a hervir el resto de la leche. Cuando alcance el punto de ebullición retiramos del fuego e incorporamos la mezcla de leche y harina, sin dejar de batir. 
  • Seguimos batiendo mientras añadimos poco a poco el almíbar. Recordad quitarle la canela y el limón si no lo habéis hecho antes... 
  • Llegó el momento de incorporar las yemas. Como siempre, sin dejar de batir. Ya tenemos la crema del relleno lista. Tranquilos, no habéis hecho nada mal, tiene que quedar así de líquida; ya espesará en el horno.

Elaboración de los pasteles en sí:
  • Sacamos nuestros moldes de la nevera y los rellenamos con la mezcla de la crema. Si queréis que los pasteles queden más finos, podéis pasarla antes por un colador. Según los expertos no hay que llenar los moldes hasta arriba, porque sube. Pero yo lo hago... 
  • Metemos los moldes en el horno precalentado a 250ºC (y cuando digo precalentado es que por lo menos, ¡por lo menos!, lo tenemos que haber encendido un cuarto de hora antes) y los dejamos cocer hasta que estén dorados. En mi horno han tardado unos 23 minutos. En el vuestro puede que tarden algo más. O menos.

Cómo comerlos:
  • Los que hayáis estado en Lisboa ya sabéis que lo más típico es comerlos cuando aún están templados, espolvoreados con un poco de canela y azúcar glass. Pero fríos también están ricos. 
  • Incluso los podéis congelar y, una vez descongelados, darles un golpe de calor antes de desayunar o merendar. (Si los vais a congelar, no les echéis antes la canela y el azúcar glass.)